Austral Comunicación
ISSN (e) 2313-9137 ISSN (I)
2313-9129
Volumen 7, número 1- Junio de
2018
Lucía Beatriz Scalone
luciabscalone@gmail.com
Universidad Nacional de Jujuy, San Salvador de Jujuy. CIITeD-CESDE-UNICCS, FHyCS.
Laura Andrea Golovanevsky
laugolo@gmail.com
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas (CONICET).
Universidad Nacional de Jujuy, San Salvador de Jujuy. CIITeD-CESDE, FCE.
Recibido: 30 de octubre de 2017.
Aceptado: 28 de abril de 2018.
DOI: https://doi.org/10.26422/aucom.2018.0701.sca
El interés de este trabajo apunta a analizar cómo los
sectores hegemónicos –en este caso, el gobierno de la provincia argentina de
Jujuy- representan a los sectores minero e industrial de la provincia en los
avisos institucionales emitidos en diario Pregón con
motivo del Día de la Minería (7 de mayo) y del Día de la Industria (2 de
septiembre). El análisis tiene como finalidad problematizar los sentidos
dominantes que construye discursiva y simbólicamente- el aparato ideológico del
Estado como parte de su plan de comunicación gubernamental en el marco de los
procesos integrales de configuración identitaria local. Para ello, se recurrirá
a una metodología de tipo interpretativo, que combine los aportes de la
semiótica de la imagen y del análisis del discurso, en vinculación con datos
estadísticos y censales. Esta triangulación permite situar a los procesos de
construcción de sentido en los marcos coyunturales en los que son producidos y
recibidos. De esta manera, entonces, podrán contrastarse las representaciones
que el gobierno de la provincia pone en juego en sus avisos gráficos
conmemorativos con respecto a las cifras estadísticas que presentan estos
sectores productivos. Se observa la presencia de ciertos tópicos que se
mantienen constantes a través del tiempo, en tanto resultan operativos para
estos sectores, ya que constituyen una plataforma conceptual sobre la que se
transmiten determinados contenidos ideológicos en detrimento de otros.
Palabras clave: industria, minería, hegemonía, representaciones, propaganda, identidad.
The
present article seeks to analyze how hegemonic sectors – in this case, Jujuy’s
provincial government – represent mining and industry in Jujuy via
institutional ads published in the local newspaper Pregón on Mining Day (May 7) and Industry Day
(September 2). Our analysis seeks to problematize the dominant meanings
constructed – discursively and symbolically – by the state’s ideological
apparatus as part of its communication plan and in the context of local
identity configuration. We will use an interpretative methodology, combining
contributions from visual semiotics and discourse analysis, along with
statistical and census data. This will help situate processes of meaning-making
in the contextual frameworks in which they are produced and received. In this
way, we shall compare and contrast the government’s
representations in commemorative ads with statistics emerging from both
productive sectors. We found that some topics remain constant through time,
since they’re useful to the above sectors and since they constitute a
conceptual platform on which certain topics can be communicated over others.
Keywords: industry, mining,
hegemony, representations, advertisement, identity.
Este trabalho tem como objetivo analisar como
os setores hegemônicos - neste caso, o governo de Jujuy –
representa aos setores
industrial e de mineração da província
nos anúncios institucionais
emitidos no jornal Pregón por ocasião
do dia da mineração (7 de maio) e do dia da indústria (2 de setembro). Isto propõe-se problematizar os
sentidos dominantes que constroem - discursiva e simbolicamente - o aparelho
ideológico do estado como parte do seu plano de comunicação de governo, no âmbito dos processos integrais de configuração da identidade local. Será utilizada uma
metodologia do tipo interpretativo, que combinam as contribuições da
semiótica da imagem e a análise
do discurso, em conexão com
estatística e dados do censo. Esta triangulação permite situar os processos
de construção de significado em estruturas
contextuais nas que são produzidos e recebidos. Assim, podem ser contrastadas as representações
que o governo da província põe em jogo em seus avisos gráficos comemorativos
e as estatísticas que apresentam
estes setores produtivos.
Observa-se a presença de alguns
temas que permanecem constantes ao
longo do tempo (na medida em que resultam
operacionais para esses
sectores produtivos), já
que constituem uma
plataforma conceitual na qual são transmitidos
determinados conteúdos ideológicos em detrimento de outros.
Palavras chave: industria, mineração, identidade,
hegemonía, representações, propaganda.
La minería es una actividad de larga data en la
provincia argentina de Jujuy. Desde fines del siglo XVII, cuando tuvieron lugar
las primeras explotaciones, se le reconoce a la provincia una tradición minera.
Luego de un importante desarrollo en el siglo XX, la minería entró en una
profunda crisis, especialmente desde la década de 1980. Sin embargo, en la
primera década del siglo XXI ha comenzado un proceso de recuperación, que aún
continúa. En este contexto, el sector minero viene recibiendo un fuerte apoyo
desde el sector público, que parece considerar esta actividad como una de las
principales vías de desarrollo para la provincia.
En cuanto a la industria, las ramas de mayor peso -en
términos de trayectoria histórica al menos- son la agroindustria azucarera y la
siderurgia, a las que se sumó más recientemente la agroindustria tabacalera. La
manufactura del azúcar está presente a nivel local desde fines del siglo XVIII,
y si bien en sus inicios empleaba técnicas rudimentarias, hacia fines del siglo
XIX se produjo un proceso de transformación y modernización que incorporó
nuevas maquinarias tanto en lo que posteriormente se conocería como Ingenio
Ledesma como en el Ingenio La Esperanza, ambos situados en la denominada zona
del Ramal jujeño. Si bien con trayectorias divergentes, y con el agregado posterior
del Ingenio Río Grande, la agroindustria azucarera sigue siendo hoy una de las
protagonistas centrales del sector productivo jujeño.
A esta rama industrial se sumó a mediados del siglo XX
la siderurgia, a partir del descubrimiento de mineral de hierro en las
Serranías del Zapla y su posterior explotación con la fundación de Altos Hornos
Zapla (AHZ), en 1943.
En este sentido, resulta relevante analizar la
vinculación entre el peso de estos sectores importantes para la economía de
Jujuy según datos estadísticos de producción y empleo, y su impacto en términos
simbólicos, vistos desde las representaciones que se construyen de estos.
Por este motivo, nos proponemos analizar cómo los
sectores hegemónicos –en este caso, el gobierno de Jujuy- representan al sector
minero e industrial de la provincia en los avisos institucionales emitidos en
diario Pregón con motivo del Día de la Minería (7 de
mayo) y del Día de la Industria (2 de septiembre) entre los años 1984 y 2015.
La finalidad es problematizar los sentidos visuales dominantes que construye
-discursiva y simbólicamente- el aparato ideológico del Estado como parte de su
plan de comunicación gubernamental en el marco de los procesos integrales de
configuración identitaria local. Para ello se recurrirá a una metodología de
tipo interpretativa, que combine los aportes de la semiótica de la imagen y del
análisis del discurso, en vinculación con datos estadísticos y censales. Esta
triangulación permite situar los procesos de construcción de sentido en los marcos
coyunturales en los que son producidos y recibidos. De esta manera, entonces,
se podrán contrastar las representaciones que el gobierno de la provincia pone
en juego en sus avisos gráficos conmemorativos con respecto a las cifras
estadísticas que pueden obtenerse acerca de estos sectores productivos en un
momento y lugar determinado de la historia jujeña.
Con una larga tradición minera, de más de tres siglos,
Jujuy ha sido denominada en ocasiones la “capital nacional de la minería”. Sus
principales riquezas mineras se encuentran en la Puna, territorio con
propiedades geológicas donde se encuentran grandes salares, boratos y
yacimientos de oro, plata y estaño (Serapio, 2007).
En la época colonial la extracción de sal era una de
las actividades económicas más importantes, mientras que se obtenían oro y
plata en Rinconada y Santa Catalina (ambos departamentos puneños)
especialmente. Desde mediados del siglo XIX se observa la presencia de empresas
privadas en la Puna que se proponen solicitar y acaparar permisos de
explotación (Serapio, 2007). Para 1885 el primer Padrón Minero contabiliza
cerca de quince concesiones, en los departamentos de Rinconada y Santa Catalina
(Constant, 1995), mientras que cuatro años más tarde
se reporta la existencia de 61 minas de oro concedidas por la provincia
(Serapio, 2007).
Igualmente, la actividad minera en esa época
funcionaba de manera irregular, al no poder asegurarse una provisión constante
de insumos, carecer de adecuados conocimientos tecnológicos y de caminos y vías
de comunicación apropiados. Esto obviamente conspiraba contra la posibilidad de
formar una fuerza de trabajo estable y reforzaba la precariedad de las
condiciones laborales (Serapio, 2007).
Para fines del siglo XIX la explotación minera
profundizó su desarrollo, y se formaron pequeñas compañías mineras de capitales
extra provinciales, aunque sin alcanzar niveles de actividad significativos en
la economía nacional. Recién una vez entrado el siglo XX se instalaron en la
Puna las grandes empresas mineras. Hasta la década de 1930 “la explotación más
importante estaba en manos de la empresa norteamericana National
Lead Company, productora de plomo en los yacimientos de Pumahuasi,
Sol de Mayo, La Bélgica, La Pulpera y Cangrejillos” (Teruel, 2007, p. 318).
En 1933 tuvo su origen la firma Pirquitas,
Picchetti y Compañía. integrada por un grupo de
accionistas entre los cuales se encontraban dos de los hermanos Leach (por
aquel entonces dueños del Ingenio La Esperanza). Esta empresa se dedicó a
explorar un yacimiento de plomo y plata ubicado en el departamento de
Rinconada. En 1936 comenzó la explotación de un yacimiento de plomo, cinc y
plata, en el departamento de Humahuaca, casi en el límite con la Puna. Recibió
el nombre de El Aguilar. Con él se incorporó tecnología moderna que permitía
mejorar los rendimientos.
Estos dos emprendimientos mineros lograron un alto
impacto y subsisten hasta la actualidad (aunque han atravesado distintas
crisis). Merced a la existencia de Mina Pirquitas y
Mina Aguilar podía considerarse que Jujuy era la provincia más rica del país en
cuanto a minerales metalíferos en explotación (Sgrosso,
1943).
En la década de 1980 la actividad entró en aguda
crisis. La Compañía Minera Pirquitas fue afectada por
el colapso de los precios del estaño y para 1985 estaba en estado de virtual
desaparición. Fue comprada en la década de 1990 en remate por quiebra por Sunshine Argentina Sociedad Anónima Mina El Aguilar, por su
parte, también en problemas en este período, fue adquirida en la década de 1990
por un grupo norteamericano, el cual produjo una masiva reducción de personal.
A mediados de la década de 1990, parece iniciarse una
nueva etapa en la minería de Jujuy. Nuevos actores, nueva regulación y nuevas
características productivas modelaron el inicio de una recuperación del sector,
que se consolidó a mediados de la primera década del siglo XXI. Con el nuevo Código
Minero de 1993 y las mejores condiciones de competitividad externa vinculadas a
la devaluación de 2002, la rentabilidad de las empresas mineras aumentó
notablemente. Las empresas establecidas previamente a 2002 fueron exceptuadas
de pagar retenciones a las exportaciones, a la vez que el Código Minero fijó un
límite del 3% para el pago de regalías a las provincias en cuyo territorio se
encontrara la explotación.
En este contexto, Mina Pirquitas
retomó la actividad en 2006[2], se agregó a ella la existente actividad de la ya
mencionada Mina El Aguilar, Los Tilianes en Tumbaya (cal), Loma Blanca en Rinconada (boratos), Minetti –actualmente Holcim- en El Carmen (arcilla, caliza,
cemento), Electroquímica El Carmen en Yavi (caolín,
boro, sulfato de aluminio)[3], Bórax Argentina Sociedad Anónima en Susques (ulexita), Cooperativas
Salinas Grandes en Tumbaya (sal), y más recientemente
las explotaciones vinculadas al litio. Estas últimas son la gran “promesa”,
dada la creciente demanda de este mineral y su presencia mayoritaria, a nivel
mundial, en zonas de Bolivia, Chile y la Argentina (entre las que se encuentra
Jujuy). Con dos emprendimientos, Sales de Jujuy ya en explotación y Minera Exar, algo más atrasada en su desarrollo[4], el litio aparece como la producción que genera más
expectativas a futuro. Cabe aclarar que en ambos casos la propiedad del capital
es mayoritariamente extranjera y que no se espera que su demanda de mano de
obra sea muy significativa (teniendo en cuenta los valores invertidos), una vez
que se supere la fase de instalación y construcción previa al inicio de la explotación.
El gobierno provincial ha venido postulando a la
minería como una importante alternativa de producción y desarrollo para Jujuy.
En los próximos apartados abordaremos esta postura oficial a través de los
avisos publicados en el diario Pregón.
La actividad manufacturera de mayor importancia y
raigambre histórica a la vez es la producción de azúcar, presente en territorio
jujeño desde finales del siglo XVIII, cuando se llevaba a cabo de manera muy
rudimentaria. Para su expansión se requería incorporar tecnología y mercados,
dependiendo ambos de una mejora en las comunicaciones, que se produjo cuando la
elite tucumana logró influencias en el gobierno nacional y el ferrocarril se
extendió hasta Jujuy. Esto permitió la llegada de maquinaria importada, lo que
dio lugar a la transformación de dos haciendas en modernos ingenios, en el
último cuarto del siglo XIX. La consiguiente expansión de la producción llevó a
la primera crisis de sobreproducción de la industria azucarera, en 1914, que
dio lugar a posteriores medidas proteccionistas tendientes a garantizar esta
actividad, fuente además de importantes ingresos para las arcas provinciales y
con significativa influencia a nivel político. En la década de 1930 los dueños
de los dos principales ingenios azucareros no solo tenían aceitados vínculos
con el poder político local, sino que también habían diversificado sus
actividades hacia otras ramas de la producción.
El Censo Industrial de 1935 mostraba que de 194 establecimientos industriales existentes en
Jujuy, la mitad correspondía al rubro de elaboración de substancias
alimentarias, bebidas y tabaco, y eran además los ingenios los que aportaban el
mayor valor de producción. Otra actividad de gran peso en aquel entonces era la
vitivinicultura en la zona de El Carmen, con 58 bodegas, y los productos
forestales y sus manufacturas, con 21 establecimientos productivos (Kindgard, 2012). Una medida tendiente a la unificación de
impuestos internos implicó el fin de la protección para los vinos carmenses y el colapso de esta importante actividad. Sin
embargo, en paralelo, comenzaron los primeros intentos por explotar el tabaco
en esa misma zona; con el tiempo, Jujuy llegó a convertirse en el principal
productor de tabaco Virginia en el país.
Por su parte, la explotación forestal era consecuencia
de la riqueza del territorio, pero no lograba despegar debido a la falta de
mercados consumidores accesibles y a las tarifas perjudiciales que, según se
manifestaba en la época, permitían que las maderas paraguayas llegaran a Buenos
Aires a precios menores que las jujeñas (Kindgard,
2012).
Datos del IV Censo Escolar, del Analfabetismo y de la
Vivienda del año 1943 mostraban que solo el 22,5% de la actividad económica
provincial correspondía a la industria, y la mitad de esta se concentraba en la
región azucarera y de explotación forestal (Kindgard,
2012). Ese mismo año se produjo el descubrimiento de mineral de hierro en las
Serranías del Zapla, lo que dio lugar al desarrollo de la industria siderúrgica,
de la mano de las políticas nacionalistas de la época y del plan siderúrgico
del general Manuel Savio. Dos años más tarde, el 11 de octubre de 1945, se
obtenía en Altos Hornos Zapla (como se denominó a la empresa fundada bajo la
órbita de la Dirección General de Fabricaciones Militares para explotar el
yacimiento descubierto) la primera colada de arrabio[5] argentino.
Esta estructura del sector industrial basada en las
agroindustrias azucarera y tabacalera y la actividad siderúrgica, con un peso
menor de la explotación forestal, seguiría hasta el presente.
En cuanto a la actividad cañera, la existencia de
constantes crisis de sobreproducción llevó al gobierno de Juan Carlos Onganía[6] a tomar, hacia fines de la década de 1960, medidas
que pretendían eliminar a los pequeños productores, lo que favoreció a las
empresas de mayor tamaño y mejor grado de integración. Esto fue beneficioso
para los ingenios jujeños, particularmente el Ingenio Ledesma, que incorporó la
fabricación de papel, el cultivo de citrus y la elaboración de alcohol. Ledesma
logró niveles de expansión que lo alejaron de los restantes ingenios y lo
convirtieron en uno de los más importantes del mundo. Los cambios posteriores,
que incluyeron el sistema de maquila y, con una relevancia mayor, la
desregulación de la actividad, no hicieron sino ampliar la brecha y convalidar
el peso de Ledesma en la industria azucarera local.
La agroindustria tabacalera, por su parte, tardó en
desarrollarse en la región, a pesar de sus potencialidades, por falta de un
sistema de irrigación. Cuando comenzó a funcionar el complejo de riego,
desarrollado a principios del siglo XX e inaugurado en 1925, se generó una
parte de las condiciones necesarias para el cultivo de la vid primero y del
tabaco después. La industria vitivinícola virtualmente desapareció al no poder
competir por sus costos, y el tabaco tomó entonces su lugar. Luego de las
primeras experiencias en la década de 1940, al observarse los excelentes
resultados obtenidos, creció la superficie sembrada, y pasó de las cuatro
hectáreas iniciales a 5.200 en la cosecha 1959-1960 (Delgado, Fandos y Boto,
2007). El sector fue capaz de desarrollar las instituciones necesarias para su
crecimiento, logró superar situaciones desventajosas, como un mercado oligopsónico y la falta de una planta acopiadora. Debido a
su importancia como demandante de mano de obra y al lograr un entramado de las
principales familias productoras con el poder local, la intervención estatal
funcionó activamente a su favor en cuestiones clave para el sector, como la
generación y mantenimiento del Fondo Especial del Tabaco. El mayor grado de
valor agregado por el sector corresponde a la producción primaria, pero es
relevante su peso en el sector industrial debido a los procesos de
acondicionado, secado y acopio[7], los cuales son realizados en Jujuy por cuatro firmas: Cooperativa de
Tabacaleros de Jujuy Limitada, Massalín Particulares,
Nobleza y Dimon Argentina.
Finalmente, otro de los ejes del sector industrial de
Jujuy es el metalmecánico, de la mano de la anterior empresa estatal Altos
Hornos Zapla. Luego del hallazgo de mineral de hierro, ya mencionado, y la
primera colada de arrabio, la empresa fue creciendo paulatinamente, bajo la
órbita de la Dirección General de Fabricaciones Militares, y completó la
infraestructura necesaria para la producción de acero. Este proceso de
ampliaciones y modernizaciones decayó hacia fines de la década de 1980, cuando
se comenzó a discutir la idea de privatizar la empresa, lo que finalmente se
concretó en 1992, pasando a manos del sector privado con el nombre de Aceros
Zapla. Con un peso reducido en relación al que había tenido en sus épocas de
mayor esplendor, Zapla continúa siendo un símbolo del anhelo por un desarrollo
industrial en Jujuy pero también en la Argentina, dado el lugar que en su
momento le cupo a Altos Hornos Zapla en el proyecto de una siderurgia nacional[8].
En la provincia de Jujuy, el gobierno publica avisos
institucionales en los medios gráficos como parte de las estrategias de
comunicación gubernamental impulsadas para la construcción del consenso y su
legitimación social. Para Riorda (2006) los gobiernos tienen como uno de sus
principales propósitos la definición de un proyecto general o norte estratégico
que se cristaliza en una estrategia denominada mito de
gobierno que simboliza dirección, voluntad y justificación de las
políticas (Dader, 2004, citado en Riorda, 2011, p.
108). Este mito, explica Riorda (2006) parafraseando a Rose, permite una
propaganda de integración que “se forma tanto de la imagen -como una percepción
social- como de la identidad: lo que se es en tanto organización, con su gente,
con sus cosas” (Riorda, 2006, p. 63). Las propagandas gráficas son una parte
fundamental de la planificación y construcción de este mito
de gobierno ya que condensan -a través de imágenes y textos- los
argumentos que sustentan los lineamientos políticos. En este sentido, la
publicidad gubernamental resulta imprescindible para que los gobiernos hagan
explícitos sus propósitos y orientaciones ya que es una herramienta de
comunicación simbólica que requiere de cierta regularización en su empleo para
contribuir, entre otras cosas, al sentido de pertenencia.
Por todo esto, en la construcción de los escenarios
políticos se “combinan, se enfrentan y se yuxtaponen diversos dominios de
significación: discursos, imágenes, consignas, acontecimientos, configuraciones
del sentido común” (Verón, 1987, p. 9) que demandan un tipo especial de
abordaje ya que al aparecer materializados en determinados soportes -en este
caso gráficos- determinan de una manera particular su análisis.
En San Salvador de Jujuy, los medios gráficos tienen
gran circulación y la publicación en ellos asegura cierta permanencia en el
tiempo, ya que admiten posteriores lecturas en diferentes contextos y circunstancias[9]. Pregón y El Tribuno de Jujuy se constituyen en la actualidad como los
dos diarios de referencia dominante, entendiendo que representan una referencia
ineludible para otros medios de comunicación (Vidal-Beyneto
citado en García Vargas, Arrueta y Brunet, 2009). La
elección del diario Pregón para el análisis de los
avisos gubernamentales emitidos con motivo del Día de la Minería y del de la
Industria responde a que este es el diario más antiguo de circulación actual,
puesto que comenzó a editarse en Jujuy en 1956. Además, mantiene cercanía con
el poder político de turno, ya que logró su permanencia a partir de una notable
participación política y una estrecha vinculación con el Estado, y se
transformó, a partir de un sistema de alianzas partidarias y un sistema
consolidado de publicidad oficial, en el principal vocero del oficialismo
(García Vargas et al., 2009, p. 519).
De esta manera, los medios de comunicación representan
para los sectores hegemónicos vehículos privilegiados para la instalación,
modificación o el refuerzo de tópicos que definen la agenda pública y mediática
y, por ello mismo, moldean los imaginarios sociales. Las propagandas gráficas
constituyen una parte fundamental de la planificación y construcción del mito de gobierno ya que no solo condensan -a través de las
imágenes y textos- los argumentos que dan sustento a los lineamientos
políticos, como ya se señaló, sino que también ponen al descubierto aspectos
constituyentes de la cultura e identidad de la sociedad involucrada. Por ello,
la propaganda utiliza diferentes herramientas visuales, retóricas y simbólicas
que son familiares para una sociedad determinada ya que “(…) se construye sobre
presupuestos que expresan mitos, sentimientos, necesidades, estructuras de
expectativas e ideas básicas ya presentes en los individuos e instituciones
sociales” (García Beaudoux, D’Adamo
y Slavinsky, 2011, p. 96).
La metodología de recopilación del corpus
consistió en la revisión hemerográfica de los ejemplares del diario Pregón de los días 7 de mayo y 2 de septiembre durante el
período que comprenden los años 1984 – 2015. Este recorte temporal responde a
una preeminencia de gobiernos justicialistas en Jujuy, ya que desde la
recuperación democrática en 1983 y hasta el 2015 se sucedieron diferentes
mandatos, pero siempre en la línea partidaria justicialista. Esta tendencia
finaliza con el triunfo de Gerardo Morales de la Unión Cívica Radical (dentro
del Frente Cambiemos) por sobre Eduardo Fellner, quien se postulaba a la
reelección de su último mandato.
El abordaje de este amplio lapso temporal se dividió
en cuatro períodos, definidos por las décadas de años que se comprenden en cada
uno. De esta manera se toman los años 1984-1989, 1990-1999, 2000-2009 y
2010-2015. Consideramos que cada momento tiene particularidades sociales,
económicas y políticas que atraviesan la construcción de sentido de los avisos
publicados por el gobierno de Jujuy, por ello esta división temporal -formulada
a modo estrictamente operativo- contribuye a un análisis situado que atiende a
los diferentes momentos de producción y recepción de las piezas relevadas.
Esta revisión se volcó luego en una grilla construida
para tal fin, en la cual se fueron consignando características inherentes a
cada aviso como unidad de significación independiente para poder contextualizar
mejor el análisis posterior. De esta manera se fue desagregando cada aviso
según el diario en el cual aparecía, su fecha, su medida y ubicación en página,
el texto que citaba y la presencia o ausencia de imágenes. Esta grilla a su vez
permitió elaborar diferentes cuadros que resultan relevantes para analizar los
elementos contextuales presentes, tales como frecuencia de aparición de los
avisos, presencia o ausencia de color, presencia o ausencia de imágenes,
cantidad de imágenes y tamaño de cada pieza.
Para analizar el corpus
propuesto, se recurrió a un análisis de tipo interpretativo que contempló el
corpus desde su doble aspecto textual e iconográfico. Se considerarán además
las condiciones de producción y circulación de estas piezas gráficas, ya que el
período abordado es extenso y los aspectos coyunturales son determinantes y a
la vez determinan las prácticas comunicativas que se estudian en cada caso.
Entendiendo entonces que en estas piezas gráficas se pueden encontrar ciertas huellas (Verón, 1993) que revelan aspectos constitutivos de
la historia nacional y local de la comunidad de la cual forman parte, la
relevancia de este trabajo radica en dejar de manifiesto las representaciones
más recurrentes sobre las que versa su discurso el gobierno de Jujuy tanto en
el contenido lingüístico de sus discursos como en el visual- con respecto al
sector minero e industrial de la provincia de Jujuy, para así detectar
continuidades y rupturas en los discursos hegemónicos que configuran la cultura
visual jujeña.
El Estado provincial publicó en el período total que
abarca esta investigación un total de 18 avisos en el diario Pregón
con motivo de la recordación del Día de la Minería y 10 avisos alusivos al Día
de la Industria. En el primer caso se observa un intento por mantener cierta
regularidad en la publicación a lo largo de todas las décadas analizadas, con
excepción de los años 90, cuando la emisión de estas piezas se vio interrumpida
en el marco general de la crisis provincial que signó la época. En el segundo
caso, por el contrario, se observan publicaciones ininterrumpidas en los
primeros años del período en análisis (1984-1989) para luego ir disminuyendo
notablemente su frecuencia en este medio gráfico provincial (tabla 1). En los
avisos publicados con motivo del Día de la Minería, el emisor que predominó es
el gobierno de la provincia; sin embargo, durante el período que va del año
2005 al 2009 la firma que llevarán estos avisos es la del Ministerio de
Producción (con las diferentes denominaciones que fue asumiendo este organismo
según el período)[10]. Para el caso de los avisos relativos al Día de la Industria ocurre
una situación similar, puesto que el emisor prioritario es el gobierno
provincial; sin embargo, en tres oportunidades firmaron estas piezas los
municipios de Palpalá (años 1987 y 2012) y Libertador General San Martín (año
1988).
Con respecto al uso de color (tabla 2) se pudo
observar que para el caso del Día de la Minería el primer aviso en color
irrumpe en 2005[12], pero se constituye como una regularidad recién en
2012. En el caso del Día de la Industria, solamente se utilizó color en los
avisos publicados en los últimos períodos, específicamente en los años 2007 y
2012.
El tamaño de las piezas estudiadas (tabla 3) durante
todo el período de análisis no muestra grandes fluctuaciones. Se recurre a la
utilización del formato conocido como pie de página, o bien se proponen otras
disposiciones espaciales que no ocupan en superficie más tamaño que el formato
anterior. Esta situación tiene una única excepción que se da en 2012[13], cuando el aviso del Día de la Minería se publicó en
página completa y en color.
En ambos casos se observa un predominio de avisos con
imágenes (tabla 4) en los diferentes momentos de los períodos analizados. En
las publicaciones referidas al Día de la Minería, durante la década del 80 se
recurre al empleo de dibujos vectoriales en forma de íconos que incorporan
esquemáticamente algunos elementos representativos de esta actividad (casco,
vagones de carga, etc.), sin embargo, a medida que nos acercamos al presente
las fotografías comienzan a instalarse como el recurso más utilizado en estas
piezas gráficas. En el caso del Día de la Industria, las imágenes presentes en
los avisos son siempre fotografías. El predominio en la elección de este tipo
de imágenes por sobre otras (como podrían ser ilustraciones, pinturas o
caricaturas) puede estar relacionada con la estrecha vinculación que mantuvo
históricamente la fotografía con la noción de autenticidad
(Burke, 2005). Este efecto realidad
(Barthes, 1994) entonces, contribuye a consolidar la verosimilitud referencial
del contenido textual expresado, en este caso, de los avisos publicados.
En el plano iconográfico entonces se pueden observar una
serie de características comunes que reúnen los avisos gubernamentales emitidos
tanto para la recordación del Día de la Minería como de la Industria. La
primera de ellas tiene que ver con una constante recurrencia en exhibir la
figura del trabajador, quién es retratado tanto en fotografías como en
ilustraciones vectoriales esquematizadas. El segundo rasgo común tiene que ver
con la utilización de fotografías panorámicas donde se exhibe la grandeza de
los yacimientos metalúrgicos jujeños y las plantas industriales. Finalmente, ya
entrado el año 2010, irrumpe en la escena la imagen de los diferentes
mandatarios que llevaban adelante sus gestiones en los respectivos años del
período en análisis, asumiendo estos un protagonismo visual antes no
manifestado.
Para el caso del Día de la Minería, es recurrente la
imagen del trabajador. En los primeros años del período en estudio se recurre a
una simplificación extrema de la silueta del trabajador obrero, ya que se
delinea -con trazos vectoriales- solamente su cabeza con el casco que utilizan
para las actividades dentro del socavón. Esta imagen de trazos simples y
contundentes funciona como un ícono del trabajador minero y es utilizada en
reiteradas oportunidades durante este lapso, juntamente con la figura esquemática
de un vagón de carga. Para el caso de las fotografías en las que se retrata a
ese trabajador, se produce un quiebre muy evidente a partir de la década de
2010. Antes de esta fecha, el minero era captado en plenas actividades
laborales dentro del socavón o bien en sus inmediaciones más cercanas. En
algunas tomas pareciera no saber que se lo está fotografiando, y en otras se
nota un montaje de dicha escena a juzgar por el claro sesgo de incomodidad que
manifiesta el trabajador retratado (fig. 1).
A partir del 2010, el minero sale del socavón y se lo
muestra en actividades al aire libre, con el cielo azul de fondo (fig. 2). Solo
o en grupos, casi siempre es retratado vistiendo su indumentaria de trabajo
–cascos, anteojos, chalecos, etc.-. Solo en dos casos se observa la presencia
de hombres que parecieran tener un rango mayor, en tanto no llevan puesto los
uniformes de seguridad; uno de ellos solo tiene colocado el casco y el otro
está trabajando en un laboratorio con delantal blanco (fig. 5). Solamente en 2012
los trabajadores no están utilizando ropa de seguridad y son retratados en su
lugar de trabajo.
En relación con el género y la/s pose/s, se debe
destacar que siempre se retratan varones y son registrados de dos maneras
posibles; por un lado, se encuentran realizando sus actividades diarias, y por
el otro, posando para la fotografía que está tomada en eventos específicos.
Esto resulta significativo en tanto no es habitual que los trabajadores estén
mirando el objetivo de la cámara, según lo observado en otras imágenes, en las
que se retrata a trabajadores varones y mujeres de diferentes sectores de la economía
jujeña, puesto que son regularmente retratados en plena ejecución de sus tareas
laborales, sin establecer contacto directo con el obturador (Scalone, 2015).
Para el caso del Día de la Industria solamente se
observa una fotografía en la que se retrata a un trabajador del rubro (fig. 3).
Sin embargo, esta mantiene las mismas características que las relativas al
trabajador minero. La persona es retratada de perfil, en plena ejecución de sus
actividades y vestida con indumentaria de trabajo.
Otro rasgo en común que se observa en las
publicaciones de los avisos de ambas efemérides es la utilización de
fotografías panorámicas de yacimientos metalúrgicos y plantas industriales. El
recurso fotográfico empleado entonces busca exhibir la grandeza y riqueza del
territorio jujeño, evidenciando la presencia de actividades primarias
(obtención de la materia prima) y secundarias (industrialización).
Un aspecto adicional que comparten ambas publicaciones
tiene como punto de inflexión la década de 2010, ya que en las imágenes
relevadas va cobrando protagonismo la figura del mandatario en ejercicio –tanto
gubernamental como municipal-. En los avisos relativos al Día de la Minería,
los gobernadores Walter Barrionuevo y Eduardo Fellner[14] están en el centro de las composiciones
fotográficas, rodeados de trabajadores mineros en locaciones a cielo abierto
(fig. 5). También resulta significativa la utilización de la bandera argentina
en dos de las fotografías en las que Fellner está presente; esta se ubica
detrás de él, flameando en lo alto de un mástil en un paisaje puneño. En el
caso de las piezas relativas al Día de la Industria, resulta llamativa la
composición propuesta en 2012, en tanto el eje está puesto en la imagen del
intendente de Palpalá Roberto Ortiz, quien es retratado de semiperfil,
en plano americano, con la bandera argentina de fondo. Entonces la utilización
de este símbolo nacional como parte del discurso visual presente en tales
piezas gráficas permite observar un intento de vincular conceptualmente la
provincia de Jujuy –representada en la figura de sus gobernadores- con el
colectivo nacional. Al mismo tiempo, este recurso estratégico interpela a los
sentimientos patrióticos que subyacen en la comunidad jujeña a partir de la
utilización del símbolo patrio.
En el plano lingüístico, también se observan ciertos
hilos argumentales comunes tanto en los avisos relativos al Día de la Minería
como en aquellos alusivos al Día de la Industria y estos se encuentran
atravesados conceptualmente por la coyuntura particular del momento histórico
en el cual se insertan.
Para el caso del Día de la Minería, el período
comprendido entre 1984 y 1989 representa un momento particular en tanto la
actividad minera provincial atravesó una aguda crisis.
La Compañía Minera Pirquitas
fue afectada por la coyuntura mundial del sector, que en esa etapa pasó por
recesión, caída en los precios internacionales y pérdida de productividad
(Alcoba, 2015). El colapso de los precios del estaño llevó a que para 1985
estuviera en estado de virtual desaparición, y fue finalmente comprada en la
década de 1990 en remate por quiebra por Sunshine
Argentina Sociedad Anónima. Por su parte, Mina El Aguilar también atravesó
serios problemas en esta etapa y fue adquirida también en la década de 1990 por
un grupo norteamericano, el cual produjo una masiva reducción de personal
(Golovanevsky y Cabrera, 2012).
Pese a esta difícil situación coyuntural, en los
avisos gubernamentales que se emitieron durante estos años se observa una clara
intencionalidad en destacar a Jujuy como una provincia que, en parte debido a
su riqueza de materia prima, es un actor relevante dentro del conjunto
nacional. Esto se evidencia en el aviso de 1984, en el cual se parte de la fórmula nominalizada (Verón, 1987):
“Minería, de Jujuy para el país” para destacar el potencial económico de la
provincia en este rubro. Se continúa explicando: “La labor extractiva reafirma
la presencia de Jujuy en el concierto económico nacional”.
En los avisos publicados durante este período se
destaca al trabajador minero como el posibilitador de esta promisoria actividad
"sobre cuya potencialidad está asentado el futuro” (1989). En este período
en particular se visibiliza su accionar y se reconoce el “diario sacrificio,
[que] contribuye al crecimiento de nuestro quehacer minero” (1984). Resulta
sugestivo que, durante este período, los trabajadores sean referenciados en
forma directa, justamente en un contexto adverso en el que fueron esos
trabajadores quienes se vieron mayormente afectados por la crisis del sector.
Por su parte, el concepto de desarrollo
aparece vinculado a la propia actividad; se explicita que a partir de la
“ejecución de las sucesivas etapas de explotación, beneficiación e
industrialización dentro del territorio de la provincia” (1986) se afianzará el
“desarrollo del sector”.
Es notable la ausencia total de avisos referidos a
esta temática durante la década de los 90; sin embargo, se trató de un período
que, si bien en sus inicios arrastró las consecuencias de la crisis que se
señalaba en la década de los 80, luego mostró una recuperación de los volúmenes
para exploración y explotación minera, especialmente a partir de mediados de la
década. Parece iniciarse una nueva etapa, en la cual los actores pasan a ser
capitales trasnacionales y, además, y de manera central, se sanciona una
normativa (el denominado Código Minero[15]) que garantiza ampliamente la rentabilidad de las
empresas y que, pese a sus características perjudiciales para el país, hasta la
fecha no ha sido modificado[16]. Merece destacarse entonces que, pese a tratarse de
un período en el cual se consolidó una normativa que beneficiaba de manera tan
notable a las empresas mineras, el gobierno provincial decide hacer silencio en
relación con su presencia en la publicidad oficial.
El siguiente período se caracteriza por la presencia
de avisos emitidos por el Ministerio de Producción y Medio Ambiente, sector que
firma estas piezas durante los años 2005-2009. Ya en los primeros años del
período en cuestión, según datos del Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad
Social de la Nación (2011, 2013), la cantidad de ocupados en este sector se
duplicó (de 1000 trabajadores registrados en el 2000 a 2100 en el 2014), al
igual que la cantidad de empresas (que pasaron de 14 en el 2000 a 29 en el
2013).
Este crecimiento del sector se ve reflejado en los ejes
discursivos que predominan en los avisos correspondientes. Se postula entonces
un sólido sentido de compromiso que plantea el
gobierno respecto de la minería como actividad que genera un desarrollo
sustentable e impulso productivo. Esto se manifiesta explícitamente: “[el
gobierno] de la provincia de Jujuy saluda al sector minero y ratifica su
compromiso de apoyo al desarrollo sustentable de la actividad”.
En los primeros años del período se mantiene el
reconocimiento del trabajador minero como protagonista de esta actividad, ya
que el propio gobierno dice que los “saluda y reconoce el esfuerzo a quienes
durante años trabajaron sin descanso para llevar adelante esta abnegada labor
de extraer este preciado tesoro” (2003). Sin embargo, esta referencia va perdiendo
peso hasta culminar en el aviso del 2008, en el que dejarán de ser considerados
“trabajadores” para ser mencionados como “recursos humanos”. Finalmente, en ese
aviso se resaltan los valores de eficiencia y competitividad como aquellos que “Sin duda [posibilitan] el
éxito de todo emprendimiento productivo” (2008).
Ya hacia finales de este mismo período se hace
referencia por primera vez al cuidado ambiental y la inclusión social, ya que
las demandas de organizaciones ambientales y de las comunidades originarias
venían teniendo una fuerte presencia en los medios de comunicación por los
derechos que se avasallaron desde los inicios mismos de la actividad en la provincia[17].
El año 2010 marca un punto inflexivo en los avisos
relevados puesto que se plantea a la minería como una política de Estado. El concepto a transmitir es el de recuperación de la
participación mayoritaria de esta actividad para zonas que no cuentan con
permiso para exploración y extracción. El aviso del año 2012 explica que “con
la reciente firma del ´Acuerdo Federal Minero´, las provincias estamos
recuperando soberanía sobre nuestros recursos, generando mano de obra genuina e
inclusión social”. El gobierno provincial entonces rectifica esa actitud de compromiso manifestada ya durante la década anterior,
destacando además la participación de las comunidades
originarias en estos proyectos, que son a su vez pensados no solo para
un presente mejor sino para un futuro promisorio.
Entonces, durante esos años, cuando el ejecutivo
provincial se posiciona como enunciador, es notable que los avisos, si bien son
de tamaños mayores a los de anteriores años, en color y apelan al recurso de la
utilización de imágenes, llevan un texto relativamente extenso que se preocupa
principalmente de transmitir el fuerte sentido social que tendría esta
actividad para la provincia, hecho que la convertiría en “una de las industrias
sustentables hacia el futuro, generadora de valor agregado y puestos de trabajo
genuinos” (aviso de 2013). Asimismo, se recalca que el gobierno está “a favor
de una Minería racional, con cuidado y control del medio ambiente…Que respete a
las comunidades originarias, analizando en conjunto los impactos sociales,
culturales y ambientales de cada proyecto” (aviso de 2012). Esto representa un
argumento de mucho peso vinculado con los fuertes reclamos que llevaban
haciendo las comunidades originarias a partir de la instalación de empresas que
explotan y deterioran los recursos naturales de esas tierras en las que habitan
hace miles de años.
Por su parte, el concepto de la minería como un
escenario que habilitaría un futuro productivo para la provincia, si bien ya se
mencionaba indirectamente en algunos avisos de períodos anteriores, comienza a
instalarse con ímpetu en 2013, cuando el gobierno explicita: “La actividad
minera (…) es una de las industrias sustentables hacia el futuro”. Esta
vinculación conceptual de la minería como trampolín hacia un futuro mejor
representa actualmente el eje sobre el que versa el discurso del último aviso
relevado. En él se asegura: “Avanzamos hacia un futuro productivo” (aviso de
2015). De esta manera, se sintetizan los anteriores argumentos, que intentaban
dejar de manifiesto el cuidado y respeto con el que estaba trabajando el
gobierno para la instalación y activación de empresas mineras. Se insiste
además en la idea de un camino conjunto trazado que, actualmente, estarían
recorriendo todos los jujeños –pueblo y gobierno- para alcanzar un Jujuy más
productivo.
En relación con el Día de la Industria, el hilo
argumental que atraviesa el contenido textual de todos los avisos tiene que ver
con la noción de desarrollo. Es planteado como la
“base del bienestar del pueblo” (aviso de 1985) y el posibilitador de mano de
obra genuina para el crecimiento económico de la provincia.
El estado provincial, en los años que van de 1985 a
1989, manifiesta enfáticamente su compromiso por promover “todas aquellas
actividades zonales que contribuyan a consolidar la independencia económica del
país” (aviso de 1985), y esto queda evidenciado en los polos de desarrollo que
inaugura y exhibe en los avisos de los años 1988 y 1989 (fig. 4). El ejemplo
paradigmático de Altos Hornos Zapla (AHZ) como establecimiento estatal de gran
peso en la política económica nacional se manifiesta explícitamente en el aviso
del año 1987, en el que es presentada como “Madre de Industrias”, cuya
presencia augura un futuro promisorio para la provincia y el país en general.
El Estado provincial entonces adquiere un rol preponderante y propone una
“política agresiva de expansión a pesar de la crisis” (1989).
Durante la década del 90 solamente se publica un aviso
en 1994, y es notable el giro conceptual que se expresa en el contenido textual
del mensaje recordatorio por el Día de la Industria. El saludo se dirige hacia
el “empresariado jujeño” y el gobierno provincial dedica un extenso aviso a
este sector privado, haciendo referencia a las medidas concretas puestas en
marcha para “asegurarle el pleno éxito (…) e impulsar el desarrollo económico
de la provincia”. Este aviso entonces debe leerse en relación con la coyuntura
histórica en el que se inscribe, en tanto la década de 1990 se caracterizó por
la implementación de un conjunto de políticas de liberalización, desregulación,
apertura externa y privatizaciones, que dieron lugar a severas consecuencias en
el plano económico y social. Frente a la crisis de finales de la década de
1980, que culminó con los episodios hiperinflacionarios de 1989 y 1990, la
entrega anticipada del poder que tuvo lugar a mediados de 1989 enfrentó a la
nueva administración con un escenario de profunda vulnerabilidad de la
población. Se optó por una política de fijación del tipo de cambio a través de
la denominada Ley de Convertibilidad, como vía para fijar las expectativas
sobre el dólar, se procedió a desregular numerosos mercados (eliminando
diversas juntas reguladoras y organismos de control), se liberalizó el comercio
exterior y se privatizaron empresas públicas.
A nivel local la desregulación de la actividad
azucarera (con la eliminación de la Junta Nacional del Azúcar), la apertura
externa (permitiendo la libre competencia de productos importados) y la
privatización de empresas públicas tuvo un fuerte impacto y, al igual que a
nivel nacional, se elevaron las tasas de desempleo y, por consiguiente, los
niveles de pobreza, lo que dio lugar a un escenario de crisis política y social
que llevó a la provincia de Jujuy a tener siete gobernadores en diez años[18].
En este marco la privatización de Altos Hornos Zapla
fue uno de los puntos de mayor impacto a nivel local, dado que, si bien las
últimas etapas que atravesó la empresa hacían prever esta situación, no por
ello dejaba de ser Zapla el símbolo de un rol trascendente para Jujuy en el
desarrollo nacional.
En los años posteriores de la década siguiente
(2000-2010) se sostiene esta política de Estado manifestando: “el Gobierno de
la Provincia de Jujuy apoya toda la iniciativa productiva de la actividad
privada dispuesta al compromiso para el desarrollo del pueblo jujeño”. El
gobierno se corre entonces del rol activo que había asumido en décadas
anteriores como generador de polos de desarrollo productivos estatales, e
invita al sector privado a “invertir” en Jujuy como modo de “hacer crecer a la
provincia” (2007). El eslógan que sintetiza esta
política de Estado se puede resumir en los avisos de los años 2006 y 2007 en
donde el texto finaliza con la frase “Jujuy: una provincia para invertir”.
Al considerar los datos del Producto Bruto Geográfico
para este período 2000-2010 se observa que mientras el PBG en su conjunto
creció 50% (según datos a precios constantes) el producto correspondiente al
rubro “Industrias Manufactureras” lo hizo en un 35%, es decir, por debajo del
crecimiento promedio para la provincia. Así, la invitación a invertir en Jujuy
quedaría de alguna manera desvirtuada por las cifras poco favorables a la
industria que las estadísticas revelan.
No es casual entonces que el último aviso relevado de
la serie esté emitido específicamente por el Municipio de Palpalá. La gestión
municipal de Alberto Ortiz[19] se caracterizó por un fuerte personalismo y una enérgica presencia
mediática en la que el mandatario constantemente recurre a la figura de AHZ
como ejemplo de un pasado glorioso y la utiliza como parte de su comunicación
de gobierno para transmitir contenidos vinculados con su actividad política. En
dicho aviso entonces se reconoce la industria como generadora de empleo y
componente fundamental del tejido social y es el propio intendente quien
convoca al “sector a asumir el compromiso de continuar este proceso de
crecimiento, desarrollo y redistribución del ingreso” (2012).
La tradición minera que presenta la provincia de Jujuy
ya desde el siglo XVII, sumada al desarrollo histórico que fue convirtiendo a
la agroindustria azucarera y siderúrgica en los sectores más representativos
del rubro[20] muestran que ambas actividades fueron siempre
relevantes para el desarrollo económico de la provincia. La publicación de
avisos institucionales representa para el gobierno la posibilidad de expresar a
la ciudadanía los nortes estratégicos de cada
gestión, por ello en las presencias y ausencias de publicaciones relativas a
fechas conmemorativas del calendario local se pueden vislumbrar las prioridades
ideológicas y conceptuales como así también las representaciones -cristalizadas
en los contenidos textuales y visuales- que versan sobre ellas.
Durante el periodo en análisis se puede observar que
el gobierno de Jujuy fue sosteniendo en los avisos institucionales examinados
algunos ejes conceptuales en su discurso en relación con estas dos actividades
económicas, al mismo tiempo que otros tópicos fueron cobrando mayor o menor
relevancia en relación con el momento histórico en el cual se insertaron. Ambas
actividades son consideradas -desde el plano discursivo y a lo largo de todo el
periodo relevado- como posibilitadoras del desarrollo y el crecimiento
provincial, aunque sus matices argumentativos permiten trazar un trayecto en el
que se da cuenta de los lineamientos que los diferentes gobiernos imprimieron a
sus políticas de Estado. Tanto es así que la minería se presenta, en un inicio,
como una actividad que permite integrar el tejido social local en relación con
el conjunto nacional, destacando un sentido de pertenencia colectiva mayor que
caracteriza al discurso gubernamental jujeño desde antaño, en el que la clase
dirigente evidencia una recurrente demanda por incluir simbólicamente a la
colectividad jujeña como parte del “ser nacional” (Scalone, 2018). El gobierno
sostiene además estos argumentos afirmando su lugar de enunciación desde un
sentido de compromiso asumido por generar las
condiciones propicias para que tal desarrollo redunde en beneficio de toda la
comunidad local; por ello en las últimas décadas se enfatiza sobre tópicos del
cuidado medioambiental y la participación de pobladores originarios. En el caso
de la actividad industrial en cambio, el gobierno evidencia una ruptura
significativa en la década de 1990 en relación con el rol que toma con respecto
a la actividad. Se traslada la responsabilidad antes asumida por el propio
Estado provincial para el crecimiento y el fortalecimiento de los
emprendimientos industriales al empresariado jujeño, delegando funciones y
tareas otrora impulsadas por el propio Ejecutivo, al sector productivo privado.
De acuerdo con el corpus relevado la temática de la
minería tiene un peso mayor para el Ejecutivo provincial que aquella
relacionada con la industria, al menos en términos de las publicaciones que se
llevaron adelante en el diario Pregón durante los años
en estudio. Mientras que el gobierno jujeño publicó una serie total de 18
avisos con motivo de la recordación del Día de la Minería, solamente publicó 10
avisos en relación al Día de la Industria. Si bien
durante el primer período analizado, que comprende los años 1984-1989, se
mantuvo una regularidad constante en la publicación de estas piezas
institucionales, las trayectorias se bifurcan a inicios de los noventa. Los
avisos relativos a la industria van desapareciendo de la agenda del gobierno y
de hecho, el último aviso relevado lleva la firma del Municipio de Palpalá, en
la figura de su intendente Alberto Ortiz, quien sostuvo buena parte de su
discurso político -al menos en lo que pudo relevarse en relación con los avisos
institucionales publicados con diferentes motivos en sus tres gestiones- en la
referencia al sector industrial con énfasis en la recordación del pasado
glorioso de Altos Hornos Zapla. Para el caso del Día de la Minería en cambio,
las publicaciones se fueron incrementando a inicios del 2000 (luego de una
ausencia total de piezas gráficas en la década del 90) hasta convertirse en una
constante durante los dos últimos períodos.
Como se mencionó anteriormente, las presencias y las
ausencias son indicadores simbólicos de las prioridades de la agenda política
de cada gestión, y por ello mismo, de sus políticas públicas. En este sentido,
las omisiones de publicaciones que se evidencian en la década de los noventa no
resultan llamativas en tanto durante ese período el gobierno provincial se sumó
a la ola de ajustes y desregulaciones neoliberales, llevando adelante políticas
públicas que beneficiaron al sector privado y a los capitales extranjeros. En
relación con la minería puntualmente, en 1993 se reforma el Código Minero
existente, producto de una derivación de las Leyes de Emergencia Económica y de
Reforma del Estado impulsadas por el gobierno de Carlos Menem. En este
contexto, si bien se establece que los descubrimientos de yacimientos
pertenecen al gobierno provincial, se exige que la explotación sea únicamente
de forma privada. El gobierno a cambio recibe un canon a la propiedad y una
regalía sobre los minerales extraídos. Claramente estas disposiciones
garantizan la rentabilidad de las empresas privadas y representan una
desprotección a la industria nacional. Esta situación, sumada a los escasos
controles ambientales vigentes por parte del gobierno provincial en relación
con la actividad, no representaba un acto de comunicación de políticas públicas
tendientes al desarrollo real de la comunidad jujeña, por lo tanto la decisión
de no hacer ninguna referencia a la minería en los avisos institucionales, en
un contexto financiero en el que el gobierno no estaba en condiciones de pautar
piezas gráficas que no fueran estrictamente necesarias en los medios de
comunicación, dan como resultado esta ausencia significativa que debe ser
señalada como una confluencia de factores que la anteceden. Antagónicamente,
durante los años que comprenden el primer período de análisis (1984-1989) y
pese a la crítica situación que atravesaba la minería provincial en la
coyuntura mundial del sector, el gobierno utiliza la recordación de esta
efeméride para reforzar el sentido de que Jujuy mantiene una presencia
relevante en el concierto económico nacional en relación con esta actividad
productiva, al mismo tiempo que la destaca como posibilitadora del desarrollo
económico provincial.
Por su parte, los primeros años de la década del 2000
tienen como eje conceptual el sentido de compromiso que manifiesta el gobierno
en relación con la actividad y se observa un giro discursivo relativo a la
referencia a los trabajadores del sector. De esta manera quienes otrora
“trabajaron sin descanso para llevar adelante esta abnegada labor de extraer
este preciado tesoro” a partir del 2008 pasan a ser considerados -al menos en
el contenido textual de los avisos relevados- “recursos humanos”,
despersonalizándolos y desproveyéndolos del rol activo que tienen como
posibilitadores efectivos de la actividad extractiva.
A partir del 2010 el gobierno va a destacar en estos
avisos que la minería es una política de Estado. Con la firma del “Acuerdo
Federal Minero” en 2012 se pretende recuperar la participación mayoritaria de
la actividad para las zonas no explotadas y el foco va a estar puesto en el
cuidado ambiental y la inclusión y participación de las comunidades originarias
en todo el proceso de exploración y explotación. Los avisos en este contexto
difieren de los años anteriores en tanto tienen tamaños mayores, utilizan
collages de varias imágenes, se imprimen en color y emplean textos
relativamente extensos que se preocupan específicamente por dejar en claro el
fuerte sentido social que estaría contemplando el gobierno en esta nueva etapa.
Esto debe leerse a la luz de los intensos reclamos que llevaban adelante las
comunidades originarias desde la época de las conquistas españolas y que, a
partir de la reforma de la Constitución de la Nación de 1994, pudieron
finalmente ser canalizados dentro de un marco regulatorio que reconoce los
derechos indígenas y las obligaciones del Estado frente a sus problemáticas
principalmente en relación a la propiedad de la
tierra. En la provincia de Jujuy, específicamente respecto a las explotaciones
de litio, los conflictos suscitaron diversas manifestaciones que cobraron
relevancia mediática en el período señalado[21].
En relación con el Día de la Industria, se pudo
observar que el hilo argumental que atraviesa todos los avisos tiene que ver
con el sentido de que la actividad es principal promotora del desarrollo y
crecimiento económico de la provincia. Sin embargo, se observa una ruptura
significativa entre el lugar que asume el gobierno respecto a la actividad en
el primer período (1984-1989) y los posteriores a la década de los noventa.
Los años inmediatamente posteriores a la recuperación
de la democracia se caracterizaron, en los avisos institucionales publicados
por el gobierno provincial con motivo de adhesión a diferentes efemérides del
calendario local y nacional, por un discurso de fuerte raigambre peronista. Se
remite, en los textos de tales piezas gráficas, a los principales bastiones del
justicialismo, tales como la justicia social, la independencia económica y la
soberanía política.
En el caso particular del Día de la Industria, el
gobierno propone la actividad como la “base del bienestar del pueblo”, la
posibilitadora de la “consolidación de la independencia económica del país” y
se compromete a “gestionar, auspiciar, apoyar, fomentar y promover las acciones
tendientes a lograr el desarrollo económico y el progreso provincial integral e
integrado, con justicia social”.
Este rol activo asumido desde el discurso evidenciado
en las piezas relevadas se ve modificado en 1994, momento en que el gobierno
convoca al empresariado jujeño a seguir desarrollando su actividad, de la mano
de medidas concretas impulsadas por distintos organismos gubernamentales, en
tanto se entiende que son ellos quienes van a “impulsar el desarrollo económico
de la provincia”. De esta manera, en los últimos avisos publicados el saludo va
directamente dirigido al “empresariado jujeño” y en él, el gobierno manifiesta
que “apoya toda la iniciativa productiva de la actividad privada dispuesta al
compromiso para el desarrollo del pueblo jujeño”.
Por su parte, en el plano iconográfico, se observa una
serie de características comunes en las imágenes utilizadas en los avisos
relativos a ambas efemérides. La primera tiene que ver con la recurrencia en
utilizar la figura del trabajador –mediante representaciones icónicas o
fotográficas- como tópico central de las composiciones. La segunda
característica común tiene que ver con la utilización de tomas panorámicas para
exhibir la grandeza, tanto de los yacimientos metalíferos como de las plantas
industriales. Y por último se registra una creciente presencia, a partir del
2010, de la figura del mandatario en ejercicio -gobernadores e intendentes- en
las piezas comunicativas.
En el caso de la figura del trabajador, se observa que
siempre son varones, visten indumentaria de trabajo y son registrados de dos
maneras posibles; por un lado se encuentran realizando
sus actividades laborales cotidianas, y por el otro, posando para la fotografía
que se toma en eventos específicos.
En los avisos del Día de la Minería se detectó un punto
de inflexión en el 2010, ya que las locaciones utilizadas dejan de ser el
oscuro y hermético socavón, para mostrar la actividad en tomas fotográficas
estratégicas, en las que se exhiben espacios abiertos, amplios, y el cielo como
fondo de la composición. Asimismo el trabajador
retratado sale de ese hermetismo y deja de ser fotografiado en ejecución de sus
labores para constituirse en un trabajador individualizado, que mira a la
cámara, sonríe y generalmente se encuentra acompañado de la figura del gobernador.
Por su parte, el único trabajador industrial que se registra en los avisos
relevados mantiene las mismas características del trabajador minero: varón,
vestido con uniforme de trabajo, retratado de perfil en plena ejecución de sus
tareas.
Se elige entonces, como representativa de este rubro,
la figura del trabajador industrial siderúrgico, sosteniendo conceptualmente la
referencia al esplendor que tuvo esta actividad con la empresa estatal Altos
Hornos Zapla. Todos los elementos utilizados para las composiciones de los
avisos analizados contribuyen entonces a reforzar la idea de que esta actividad
genera puestos de trabajo legítimos para la comunidad jujeña.
Las tomas panorámicas a las que nos referimos son
menores a las apariciones de la figura del trabajador, pero se constituyen
asimismo en una constante en los avisos de ambas efemérides. En ellas se busca
respaldar simbólicamente la grandeza que representan estas actividades
productivas, exhibiendo tanto los procesos de obtención de materia prima como
aquellos relativos a su industrialización.
Finalmente, el 2010 se convierte en una bisagra en
tanto comienza a cobrar protagonismo la figura individualizada del mandatario
en ejercicio. Este fuerte personalismo sostiene el discurso de compromiso que
manifiesta el gobierno durante estos últimos años, específicamente en relación
con la explotación racional de la minería, entendiéndola como la gran
posibilitadora de desarrollo provincial. Los mandatarios siempre son retratados
acompañados de símbolos patrios, tales como la bandera argentina, cintas
celestes y blancas y los escudos gubernamentales o municipales; de esta manera
se trasladan los sentidos de pertenencia e identidad -Jujuy es un actor
relevante dentro del conjunto nacional- al mismo tiempo que se intentan
desdibujar los imaginarios circulantes presentes en muchos sectores de la
sociedad, quienes asocian a la explotación minera con un negocio millonario que
beneficia solo a capitales extranjeros.
En relación entonces con el análisis propuesto por este
trabajo, se pueden encontrar líneas argumentativas que evidencian un complejo
entramado entre el desarrollo de estos rubros productivos con los sectores
políticos de los diferentes gobiernos que abarcan el período en estudio. Se
observa que los gobiernos que se sucedieron fueron canalizando en sus discursos
algunas de las representaciones e imaginarios circulantes en la sociedad jujeña
relativos a estas actividades productivas, para la construcción de un mito de gobierno y para la instalación de ciertos tópicos
que le resultan operativos, en tanto se constituyen como plataforma conceptual
sobre la que se pretende alcanzar cierto consenso social y legitimación de
acciones vinculadas con el desarrollo de estos sectores.
......................................................
1. Este apartado se basa parcialmente en Golovanevsky y
Cabrera (2012).
2. En 2016 se anunció el cierre de Mina Pirquitas, aunque finalmente la empresa manifestó que la
explotación cesaría a fin de año, pero la venta de mineral existente se
prolongaría hasta fines de 2017, cuando culminaría definitivamente su
operatoria (ver Mina Pirquitas extiende sus
operaciones hasta fines del 2017, 22 de abril de 2016).
3. Electroquímica El Carmen cerró a fines de 2013, con denuncias de
vaciamiento de la empresa y toma de las instalaciones por parte de los
trabajadores.
4. Exar planea comenzar a
producir mineral de litio en 2019.
5. El arrabio es la materia prima que se utiliza para la
producción del acero. Es un material fundido que se obtiene mediante la
reducción del mineral de hierro (Bergesio,
Golovanevsky y Scalone, 2016).
6. El general Juan Carlos Onganía subio
a la presidencia en junio de 1966, después de un golpe militar que derrocó al
entonces presidente Arturo Illia, lo que instauró un gobierno de facto autodenominado “Revolución Argentina”. Estos años
se caracterizaron por el férreo autoritarismo y modos de accionar violentos,
que dejaron como legado algunos eventos tales como “La Noche de los Bastones
Largos” y el “Cordobazo”, que se convertirían en marca indeleble del cuadro de
época que atravesaba el país. Tras la falta de respaldo de las Fuerzas Armadas
y una situación económica, social y política desmoronada, Onganía abandonó la
Casa Rosada en junio de 1970, y fue reemplazado por el general Marcelo
Levingston.
7. Según datos disponibles, por ejemplo
para el año 2006, la elaboración de productos de tabaco representaba el 6% del
producto de la Gran División 3 (Industria Manufacturera), medido a valores
corrientes. Datos del Censo Nacional Agropecuario del año 2008, por su parte,
muestran que aproximadamente una décima parte de las hectáreas implantadas en
explotaciones agropecuarias con límites definidos se dedicaban al tabaco.
8. Datos del Producto Bruto Geográfico (PBG) de Jujuy
muestran una caída significativa del peso del sector industrial entre 1980 y
1993 y un posterior mantenimiento de su importancia hasta 2006 (Martínez y
Medina 2013). Actualizaciones hasta el año 2013 también dan cuenta de que el
sector manufacturero mantiene su peso en el PBG.
9. El Tribuno de Jujuy imprime un aproximado de 8.600 ejemplares diarios según datos del
Instituto Verificador de Circulaciones (Boletín, enero, 2018) y Pregón no está inscripto en dicha institución, por lo cual
los números de tirada diaria (obtenidos a partir de fuentes extraoficiales)
arrojan una cifra cercana a los 2.000 ejemplares. Según datos de una encuesta
de medios realizada en Jujuy en el año 2015 a la cual se tuvo acceso de manera
confidencial, el 59% de la población lee u hojea diarios impresos en la
provincia de Jujuy, frente a un 42% que no lo hace. Quienes leen diarios eligen
en primer lugar El Tribuno de Jujuy (67%) en
contraposición a Pregón, que se constituye como el
segundo diario más leído, pero con un porcentaje marcadamente inferior (17%).
Finalmente, quienes leen ambos medios gráficos lo hacen en sus versiones en
papel por sobre las plataformas digitales (El Tribuno de
Jujuy 75% por sobre 21%, y Pregón, 83% sobre
9%).
10. La única excepción la
constituye el aviso del año 2008, en tanto el emisor que firma dicha pieza es
la Dirección Provincial de Minería y Recursos Energéticos, específicamente la
sección “Juzgado de Minas”.
11. Las tablas son de elaboración
propia.
12. Debe señalarse que Pregón comenzó la impresión a cuatro tintas en 1994, con
motivo de disputarse el mundial de fútbol en Estados Unidos y que el gobierno
provincial ya venía publicando a cuatricromía otros avisos referidos a la
conmemoración de sucesos relevantes dentro del calendario local desde el 2002 (Scalone,
2016).
13. En 2012, el gobierno realizó
una serie de actividades oficiales con motivo de la conmemoración del
Bicentenario del Éxodo Jujeño, por lo tanto resultaba
habitual observar una gran presencia del Poder Ejecutivo provincial en los
medios tradicionales de comunicación: diarios, televisión y radio.
14. Ambos gobernadores jujeños
pertenecen al Partido Justicialista. Walter Barrionuevo gobernó del 10 de
diciembre de 2007 al 10 de diciembre de 2011. Eduardo Fellner, por su parte,
fue gobernador de la provincia en cuatro oportunidades: del 26 de noviembre de
1998 al 12 de diciembre de 1999 (por renuncia del anterior mandatario Carlos
Ferraro), del 12 de diciembre de 1999 al 12 de diciembre de 2003, del 12 de
diciembre de 2003 al 12 de diciembre de 2007, y del 12 de diciembre de 2011 al
12 de diciembre de 2015. En 2015, Fellner buscó ser electo una vez más
gobernador de Jujuy pero perdió con el candidato
radical Gerardo Morales.
15. En realidad, como señala
Alcoba (2015), la legislación favorable surge primero con las leyes
paradigmáticas del gobierno menemista: la Ley de Emergencia Económica y la de
Reforma del Estado. Estas leyes ampliaban la libertad de movimiento del
capital, flexibilizaban la remisión de utilidades de los capitales extranjeros
a sus países de origen y reconocían iguales derechos al inversor extranjero que
al de origen nacional. En cuanto a la actividad minera específicamente, el
nuevo régimen de inversión garantizaba estabilidad fiscal por un plazo de 30
años, eximía del pago de derechos a la importación de bienes de capital y
equipos, además de numerosas exenciones relacionadas con el impuesto a las
ganancias. Estas ventajas convirtieron a la Argentina en un país sumamente
atractivo para los capitales trasnacionales dedicados a esta actividad. A esto
se sumó la reforma del Código Minero existente, que se realizó en 1993. Con
esta reforma se estableció que, ante el descubrimiento de un yacimiento, este
no pertenece al propietario de la tierra, sino al gobierno provincial, el que
debe garantizar su explotación pero únicamente en
forma privada, mediante concesión, a cambio de la cual recibe un canon a la
propiedad y una regalía sobre el mineral extraído. La concesión es un derecho
de propiedad que permite vender o alquilar el activo. Además, el nuevo Código
establece un tope del 3% para las regalías sobre el valor de boca de mina, el
cual es informado por la empresa como declaración jurada, sin ningún tipo de
verificación. Sumado a esto, se impide a las jurisdicciones provinciales o
municipales que apliquen cualquier gravamen o tasa que pueda afectar la
actividad, aunque con el correr del tiempo hubo excepciones en este sentido
(Alcoba, 2015).
16. El perjuicio para la
Argentina surge, precisamente, de las condiciones a través de las cuales el
Código Minero asegura las ganancias a las empresas mineras, como fue explicado
en nota anterior.
17. Para una visión “desde
adentro” de algunos de estos conflictos puede verse Echenique (2012).
18. Los gobernadores que se
sucedieron fueron Huáscar Alderete, Roberto Domínguez, Carlos Ficoseco, Agustín Perassi,
Guillermo Snopek, Carlos Ferraro y Eduardo Fellner.
Este último ocupó el gobierno desde 1998, por renuncia de su antecesor, pero
fue reelecto en 1999, en los mismos comicios que llevaron a Fernando de la Rúa
(Alianza) a la presidencia de la Nación.
19. Ortiz fue intendente de la
localidad de Palpalá durante tres mandatos comprendidos entre los años 2003 y
2015.
20. Posteriormente se sumaría la
agroindustria tabacalera, aunque con más componente de actividad primaria y
menor peso de la faz manufacturera.
21. Para mayores precisiones
relacionadas con la problemática minera en el país y en Jujuy, ver:
Observatorio de Conflictos Mineros de América Latina:
https://mapa.conflictosmineros.net/ocmal_db-v2/conflicto/lista/02031300.
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