Austral Comunicación
ISSN(e) 2313-9137
Volumen XII, número 1- Junio de 2023
Lucía Caruncho*
https://orcid.org/0009-0003-6099-2662
Instituto de Investigación Gino Germani (IIGG), Facultad de Ciencias
Sociales, Universidad de Buenos Aires, Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Fecha de finalización: 30 de marzo de 2023.
Recibido: 30 de marzo de 2023.
Aceptado: 31 de mayo de 2023.
DOI: https://doi.org/10.26422.aucom.2023.1201.car
Resumen
Este artículo propone la categoría
“no-militarismo - militarismo” para clasificar los liderazgos de Mauricio Macri
(2015) y Jair Bolsonaro (2018). Sostiene que dicha clasificación permitiría
captar con mayor precisión que la ideológica
sus estilos dirigenciales. A partir de una metodología mixta basada en las herramientas
del Manifesto Research on
Political Representation y del análisis discursivo, examina los spots
de campaña y las últimas entrevistas preelectorales de ambos líderes. Los resultados
respaldan la pertinencia de la propuesta y dan pie a futuras investigaciones.
Palabras
clave: Mauricio Macri, Jair Bolsonaro, liderazgo
político, campañas electorales.
Abstract
This
article proposes the category “non-militarism - militarism” to classify the
leadership of Mauricio Macri (2015) and Jair Bolsonaro (2018). It argues that this
category captures their leadership styles with greater precision than the
ideological one. Using a mixed methodology based on tools from the Manifesto Research on Political Representation and the discursive analysis, it examines the campaign
spots and the last pre-election interviews of both leaders. The results support
the relevance of the proposal and give rise to future research agendas.
Keywords: Mauricio Macri,
Jair Bolsonaro, political leadership, electoral
campaigns.
Resumo
Este artigo propõe a
categoria “não militarismo - militarismo” para classificar as lideranças de
Mauricio Macri (2015) e Jair Bolsonaro (2018). Sustenta que permitiria captar
seus estilos com maior precisão do que a categoria ideológica. Usando uma
metodologia mista baseada em ferramentas do Manifesto
Research on Political Representation e da análise do discurso, examina os spots
de campanha e as últimas entrevistas pré-eleitorais de ambos os líderes. Os
resultados corroboram a pertinência da proposta e suscitam algumas reflexões.
Palavras-chave: Mauricio
Macri, Jair Bolsonaro, liderança política, campanhas eleitorais.
En la última década, la llegada al ejecutivo
nacional de líderes como Mauricio Macri (Argentina 2015-2019), Donald Trump
(Estados Unidos 2016-2020), Jair Bolsonaro (Brasil 2019-2022) y Giorgia Meloni (Italia
2022-actualidad), entre otros, llama la atención sobre la capacidad de la
“(nueva) derecha” para atraer apoyos sociales en contextos democráticos a
partir de discursos que muchas veces expresan contenidos “fascistas” y
“autoritarios” (Pereyra Doval y Souroujon, 2022).
Dichos líderes[1]
comparten una serie de características, por ejemplo, emergieron en contextos de
crisis socioeconómicas y creciente polarización política y construyeron su
identidad en base a temas “programáticos no redistributivos”, es decir,
transversales a las categorías de izquierda y derecha, como lo son los
vinculados con la “seguridad”, el “crecimiento económico”, la “transparencia” o
el “medio ambiente”, que los han ayudado a llegar al electorado policlasista y a captar el vasto voto del ciudadano
desconfiado o decepcionado de la política (Luna y Rovira Kaltwasser,
2014, p. 9). En este sentido, estos líderes generalmente expresan diferencias
tanto en lo que respecta a sus posiciones económicas y en torno al orden social
como en relación al ejercicio de la autoridad (Pereyra Doval y Souroujon, 2022; Luna y Rovira Kaltwasser,
2014). Por ejemplo, mientras Trump expresa una posición “nacionalista y
proteccionista” en relación a la economía y un estilo de liderazgo[2]
“populista, reaccionario y autoritario” (Norris e Inglehart,
2019), Bolsonaro comparte su estilo de liderazgo,
pero no la posición económica que, en el caso del expresidente brasileño, es
más abierta a los mercados internacionales (Goldstein, 2019, p. 210). A su vez,
Macri se acerca a Bolsonaro en su posición a favor de una mayor apertura
económica, pero le asigna un mayor rol social al Estado (Vommaro,
2019) y se aleja del componente reaccionario (Goldstein, 2019, pp. 206, 210).
Así, lejos de constituir un bloque cohesivo, los líderes categorizados como de
derecha presentan variaciones sustantivas tanto en lo que refiere a sus
posiciones económicas y sociales como a sus modos de ejercer la autoridad política
(Pereyra Doval y Souroujon, 2022, p. 2) lo que vuelve
problemático el uso de esa categoría. De allí que otra parte de la literatura
estime que en la actualidad es difícil comprender la competencia política en
términos exclusivamente ideológicos, en particular, tras la caída del horizonte
comunista y la emergencia de una sociedad más diversa, plural y heterogénea,
cuyas identidades transcienden los marcos políticos habituales (Kitschelt, Hawkins, Luna, Rosas y Zechmeister,
2010). Sobre todo en América
Latina, donde los partidos y los sistemas de partidos son menos fuertes que los
noroccidentales y prevalece, en mayor medida, la informalidad de las reglas y
los intercambios de favores particulares (Mainwaring,
2018). En este contexto, una variedad de trabajos muestra que la competencia
política está más guiada por la capacidad de los liderazgos para generar redes
territoriales, grupos profesionales y llegar a los electorados que por la ideología
del partido (Mainwaring, 2018; Kitschelt
et al., 2010). En otra dirección, los estudios de Coan,
Merolla, Zechmeister y Zizumbo-Colunga (2021) centrados en bases de datos
internacionales evidencian que los vínculos del electorado con el ámbito público
están fuertemente influidos por cuestiones emocionales más que por posiciones
programáticas concretas. Asimismo, Zechmeister y Corral (2013) prueban que el
contenido de aquello que significa ser de izquierda y de derecha depende
fundamentalmente de los contextos de expresión, los valores y la posición
socioeconómica de quien los pronuncia.
Bajo
estas consideraciones, este artículo estima pertinente formular una categorización
que presente mayor precisión analítica y correspondencia con los liderazgos que
llegaron al poder en la última década, en especial, en América Latina donde los
patrones de la competencia e historia política se alejan de los casos
noroccidentales. Más aun, si se considera al liderazgo como un tipo de relación
social (Leiras, 2019)
que, lejos de depender de la voluntad del líder, está condicionado por el conjunto
de creencias, valores y prácticas dominantes, históricamente constituidas, de
las sociedades donde se inserta.
Con todo ello en mente, este artículo se pregunta por la pertinencia de
la categoría no-militarista - militarista para clasificar los estilos de
liderazgo de Mauricio Macri y Jair Bolsonaro. Para responder a este
interrogante, se organiza en tres partes. En primer
lugar, presenta el modo de abordaje en que delimita la clasificación del
liderazgo propuesta, así como la perspectiva de estudio y justifica la elección de la muestra (spots y entrevistas) y las
herramientas de análisis. En segundo lugar, expone los casos y señala los
principales resultados de examinar los spots y las entrevistas
preelectorales de Macri (durante la campaña de 2015) y Bolsonaro (durante 2018). En tercer lugar, presenta las conclusiones en que se repasan
las características sobresalientes de ambos liderazgos y se proponen algunas agendas
a futuro.
Este
artículo entiende que el liderazgo es un tipo de relación social fundada en la
confianza de un grupo hacia un individuo, el líder, basada en la confianza y la
correspondencia de expectativas (Leiras, 2019), cuyos
vínculos están moldeados por el conjunto de valores, creencias y patrones
comportamentales socialmente compartidos e históricamente constituidos[3].
En
cuanto a la clasificación de los estilos de liderazgos (no-militarista,
militarista) quien escribe no desconoce la variedad de tipologías desarrolladas
ni los riesgos que una nueva propuesta conlleva para la claridad
conceptual[4]. Pero debido a que la mayor
parte de las categorizaciones formuladas se han ocupado de establecer modelos
destinados al análisis de los casos europeos y norteamericanos, la proposición
se torna pertinente. Sobre todo, si se considera la pretensión de comprender
las particularidades de los estilos de liderazgo de Macri y Bolsonaro. De esta
manera, estima que la proposición presenta una mayor adecuación al fenómeno de
estudio, favorece la precisión analítica y facilita la exposición de los
argumentos y la fluidez de la lectura, a la vez que evita la ambigüedad y las
reiteraciones innecesarias (Pasquino, 2015). En concreto, este estudio define el
estilo no-militarista en contraposición al militarista. El primero tiende a reivindicar discursivamente
un orden político plural, en específico, la democracia. Además, la cultura
militarista y la autoridad militar no ocupan un lugar central en su discurso y
procura no degradar explícitamente a las minorías. Por el contrario, el segundo
realza abierta y regularmente los principios
comúnmente asociados a los autoritarismos –“Dios, patria, familia”[5]–
y, en consecuencia, reivindica la autoridad política, social y moral
tradicional[6]
y las jerarquías establecidas, además de la figura y el rol de los militares
que estima que constituyen uno de los principales garantes de dicho orden. Todo
ello en detrimento de los grupos minoritarios[7]
y las organizaciones sociales y partidos políticos que nuclean o representan a
los sectores excluidos por entender que comportan una “amenaza” al orden
establecido. De allí que los liderazgos militaristas tiendan a limitar,
tergiversar, denostar y descalificar las prácticas de esos grupos,
organizaciones y partidos. En esta dirección, siguiendo una larga tradición en
la ciencia política y la sociología (Solano, 2018; Zaverucha, 2008; O’Donnell y Schmitter,
1988) este trabajo estima que la militarización o desmilitarización del
orden no atañe exclusivamente a los militares. Se trata de una tradición
política particularmente extendida en las sociedades latinoamericanas que
abarca igualmente a políticos y civiles que, negándose a aceptar las incertidumbres
propias del proceso democrático, apelaron recurrentemente a los militares. En
este sentido, en ningún caso los militares intervinieron sin contar con un
importante y activo apoyo civil y político. De allí que este artículo entienda que
los estilos de liderazgos (re)producen[8] y expresan ciertos
rasgos distintivos de la cultura dominante de cada país, históricamente
constituida a través de la experiencia política de sus sociedades[9].
Asimismo, la delimitación de
los dominios vinculados con la clasificación no‑militarista - militarista está
inspirada en la codificación propuesta por el Manifesto Research on Political Representation (MAPOR). En este caso, se basa en menciones positivas y/o negativas
en torno a tres áreas principales[10]: (i) el “dominio democracia” integrado por el conjunto de
menciones vinculadas con la democracia en sí. En su sentido amplio como método
para la toma de decisiones tanto en el ámbito público como civil (por ejemplo,
la apelación a la autoridad horizontal o vertical; el respeto hacia los
resultados electorales y el proceso electoral), el apoyo a la participación de
los trabajadores en particular y de todos los ciudadanos en general y temas
vinculados con las libertades (por ejemplo, la libertad de pensamiento, de elección,
de expresión) y los derechos humanos (D’Alessandro, 2014, pp. 75, 80-81); (ii) el “dominio cultura militarista” vinculado con la
tríada “Dios, patria, familia” (Pasquino, 2011). Alude tanto a menciones sobre
la moral tradicional (por ejemplo, la conducta considerada “decorosa”, el
mantenimiento de la familia heterosexual, la apelación a la religión cristiana
y/o a Dios) como a modelos, conceptos y procesos militares (entre otros,
menciones sobre la doctrina militar, palabras como indulto, amnistía,
subversión, combate; referencias al rol de los militares durante las
dictaduras, su participación en el ámbito interno; la exacerbación de símbolos
patrios y del sentimiento nacionalista) (D’Alessandro,
2014, pp. 74, 80) y; (iii) el “dominio minorías” referido
a manifestaciones en torno a los grupos posicionados en una situación de
inferioridad. En esta dirección, las expresiones vinculadas con la autonomía
personal, la igualdad de oportunidades y la pluralidad (por ejemplo,
referencias favorables o desfavorables en torno a la pluralidad religiosa,
étnica, identitaria y/o con la aceptación o rechazo de las organizaciones
sociales y/o no gubernamentales que representan los grupos desfavorecidos) (D’Alessandro, 2014, p. 82). La tabla 1
sintetiza los principales atributos de la clasificación no-militarista -
militarista en base a los dominios que la integran.
A su vez, el examen de los estilos de liderazgo se basa en el análisis de los
discursos. Se trata de una herramienta ampliamente legitimada por las ciencias
sociales para comprender las formas de pensar y de hacer de los sujetos y los
modos de relacionarse con ellos mismos y con los otros. En concreto, los
discursos expresan e instauran sobre la base de repeticiones y deslizamientos
de sentido significaciones imaginarias asociadas a valores y verdades que
forman subjetividades y/o modos de ser “otro”, acordes a su propio
sostenimiento y, por tanto, contribuyen a formar y reproducir ciertos patrones
de relación social. Esto no quiere decir que dichas significaciones sean
siempre intencionales, se trata de representaciones mentales socialmente
compartidas y negativamente orientadas acerca de la otredad sobre la que se
(re)producen las jerarquías sociales (Van Dijk, 2001, pp. 191-192). Así
entendidos, los discursos trascienden la “mera relación lingüística” para
constituirse en un entramado de enunciados que “circulan entre los cuerpos” y
condicionan sus prácticas “que son siempre relaciones de poder que constituyen
sentido” (Murillo, 2008, p. 43) y que, por tanto, contribuyen a (re)producirlas.
El
interés de estudiar los casos de Mauricio Macri (líder del Partido Propuesta
Republicana, PRO) y Jair Bolsonaro (en ese momento, candidato por el Partido
Social Liberal, PSL) radica en que se trata de liderazgos clasificados de
derecha, que han llegado al poder en la última década tras los gobiernos de
“nueva izquierda”, a través de elecciones democráticas, en el contexto de
crisis política, económica y creciente polarización y movilización social;
cuyos países comparten historias políticas regionales similares (pasados
coloniales e inestabilidad política y gobiernos militares) pero cuyos estilos
dirigenciales difieren[12] (Goldstein, 2019).
En
cuanto al examen de sus estilos, se circunscribe a los spots y
entrevistas preelectorales transmitidas en YouTube durante el período de campaña presidencial orientada a la
primera vuelta electoral. En este sentido, se dejaron por fuera las piezas
correspondientes a la segunda vuelta o ballotage tanto porque cambia la
estrategia de la comunicación (en general se acentúa la confrontación debido a
que las opciones electorales se reducen a dos) como cuanto su incorporación
excede el objeto de este trabajo. La decisión de analizar las comunicaciones
de campaña se debe, por un lado, a que sintetizan
información valiosa sobre las opciones políticas disponibles y condicionan los
apoyos y las expectativas sociales en torno a los liderazgos (D’Alessandro, 2017, 2014). Por otro, porque el actual contexto de desconfianza y alejamiento de la sociedad de los partidos tornó
a las campañas electorales instancias cada vez más relevantes en el desarrollo
del juego democrático (Slimovich y García Beaudoux,
2022; Annunziata, 2018).
En el
caso de la Argentina, las elecciones presidenciales tuvieron lugar el domingo 25 de octubre
de 2015. El Código Nacional Electoral argentino establece que la campaña
comienza 50 días antes de la elección y finaliza 48 horas antes del inicio de
los comicios[13] (Código Electoral Nacional, Capítulo IV bis). En el
caso brasileño se realizaron el domingo 7 de octubre de 2018, y su Ley Electoral establece que el período de
campaña comienza 35 días antes de las elecciones y finaliza dos días antes del
inicio de los comicios[14] (Aldé y Borba, 2017, p.
93).
Respecto
de la decisión de analizar los spots y las entrevistas grabadas, se basó
en que constituyen herramientas de comunicación donde el emisor puede controlar
y/o regular en mayor grado que en las declaraciones espontáneas aquellos
elementos que considera clave para la construcción de su imagen pública y la
formación de identidades colectivas (Crespo, Garrido, Carletta
y Riorda, 2011) y que cree más relevantes “para sacar ventaja frente a sus
competidores” (D’Alessandro, 2014, p. 27). Ello es
posible producto del uso de recursos tales como guiones, iluminación,
musicalización, edición y compaginación, así como, en el caso de las
entrevistas en específico, la previa concertación con el entrevistador o
responsable del programa de los temas que prefiere o no mencionar y/o reforzar
durante la charla y el tono o la “emocionalidad” que quiere darle a la
conversación (por ejemplo, más o menos formal, confrontativa, dialógica,
alegre, paternal, maternal) (Slimovich y García Beaudoux, 2022).
En
relación a los spots en específico, si bien se podría aludir que
expresan el programa del partido, existe una amplia bibliografía que evidencia
que en el actual contexto desconfianza de los ciudadanos en la política, la
comunicación tiende a centrarse cada vez más en los atributos del líder, lo que
ha derivado en una progresiva personalización de los discursos políticos
(Slimovich y García Beaudoux, 2022; Annunziata, 2018;
D’Alessandro, 2017). Así, a medida que crece la
popularidad de los líderes mayor es su capacidad para imponer sus preferencias
por sobre el partido respecto del estilo de liderazgo que quiere transmitir. De
allí que buena parte de los análisis comunicacionales en torno a los estilos de
liderazgos contemporáneos se nutran del examen de los spots de campaña
(Slimovich y García Beaudoux, 2022; Slimovich, 2017).
En lo
que respecta a las entrevistas, de modo similar a los debates, permiten
profundizar y desplegar en mayor medida que los spots la personalidad,
carisma, formas de interacción, habilidades emocionales y argumentativas del
líder, entre otras. Igualmente, constituyen una oportunidad para ver a los
líderes “sin tanta edición” y en un “formato más real y frente a situaciones de
presión” por parte del moderador o entrevistador. Igualmente, debido a su
carácter dialógico, contribuye a la formación de una imagen de liderazgo más o
menos “tolerante” y/o “intransigente” o “polémica” (Crespo et al., 2011: 193).
La decisión de analizar entrevistas, en vez de debates que es lo que
tradicionalmente analizan los expertos debido a su alcance y a su reciente
instalación en la región, se vincula con que Jair Bolsonaro desistió participar
del debate presidencial de 2018 por “consejo médico”[15]; no obstante dio una
entrevista en el mismo día y horario en el canal Record TV(propiedad de Edir Macedo, fundador
y líder de la Iglesia Universal de Dios en Brasil) y, como bien señala Verón
(2014), “lo importante es que la ausencia sea percibida por el o los
destinatarios, no como resultado de factores externos, sino como una
alternativa que el enunciador ha elegido entre otras alternativas posibles”
(Verón, 2014) y, a juzgar por la repercusión de su ausencia, podría decirse que
fue exitoso (Häntzsch, 2022).En el caso de Macri la
entrevista fue publicada en YouTube por el Grupo Maga Dímelo Tú[16]
y difundida principalmente a través de redes sociales el 18 de octubre de 2015.
Ninguna de las dos entrevistas fue en directo y ambas
han sido editadas previo a su publicación y tienen una duración aproximada de
20 minutos.
Para el análisis de las entrevistas, el
artículo recurre al examen de las “múltiples materias significantes” (Slimovich,
2017, p. 41). Principalmente a las que refieren al lenguaje explícito, en especial,
la identificación de “categorías o significantes clave”[17] que orientan el sentido en base a un “significante estructurador”, es
decir, a un concepto o idea principal (Fair, 2014). A
su vez, a las principales “técnicas retóricas”: la “repetición”, en referencia
a la reiteración de ideas que tienen por objeto acentuar o fijar la atención de
los oyentes en las categorías clave; la “elocuencia poética”, como ser la
reiteración de sonidos (aliteraciones) y la omisión de conjunciones (asíndeton)
para enfatizar y acelerar la exposición; la “polemología”, en referencia tanto
al uso de las antítesis y yuxtaposiciones usadas generalmente para “construir
al enemigo” como de la procatalepsis, esto es, los
contraargumentos. En conjunto, estas técnicas permiten diferenciar al locutor
de sus adversarios y sentar una postura más o menos tolerante y/o conciliatoria
frente a un determinado tema (Crespo et al., 2011, p.179-192). Asimismo, se
agregan algunas notas sobre los materiales no verbales[18], en específico, sobre la locación de la entrevista, la vestimenta, el
tono de voz, los gestos y el lenguaje corporal del líder que contribuyen a
transmitir la apariencia general sobre la que se apoya la comunicación verbal y
ayudan a formar la imagen que procura instalar, además de reforzar el modelo de
liderazgo que pretende transmitir (Slimovich, 2017). De este modo, el análisis
del discurso de ambos candidatos permitirá profundizar el examen en torno a la
clasificación binaria no-militarismo - militarismo.
En cuanto a la selección de la muestra,
los spots[19] corresponden a la presentación de los candidatos y los últimos
transmitidos antes del cierre de campaña debido a que, mientras los primeros
son útiles para identificar el posicionamiento que el equipo de comunicación
procura instalar en torno al estilo de liderazgo (Slimovich y García Beaudoux, 2022), los segundos concentran “la mayor
visibilidad de los cuerpos y discursos políticos” (Slimovich, 2017, p. 27). En relación
a las últimas entrevistas brindadas por los candidatos inmediatamente antes del
cierre de los comicios, se sumaron para enriquecer y robustecer los resultados.
Igualmente, el examen del discurso se centró en los modos en que los líderes
interpelaron al electorado con lo que se dejó por fuera al conjunto de
interacciones y apropiaciones que se desprenden en el nivel de los receptores
debido a que un examen de esas características trasciende el marco analítico de
este artículo. Así, las muestras no pretenden ser exhaustivas sino posibilitar
un análisis que contribuya a contrastar, en conformidad con la bibliografía
especializada, que se trata de estilos de liderazgos que pueden ser
clasificados como no-militarista en el caso de Macri y militarista en el caso
de Bolsonaro.
Este subtítulo clasifica a los candidatos en
consideración del conjunto de menciones positivas o negativas reproducidas en
los spots de campaña referidas a los dominios democracia, cultura
militarista, y minorías que integran y permiten diferenciar el estilo
no-militarista del militarista. A
partir del análisis temático de las propuestas textuales de los líderes, la tabla
2 sintetiza la cantidad y el porcentaje de menciones pertenecientes a cada
dominio o área. Por un lado, las relativas al dominio democracia, cultura
militarista y minorías que permiten clasificar a los liderazgos como
no-militarista y militarista. Por otro lado, las pertenecientes a los dominios (gobierno, economía, bienestar) y/o
temas (solidaridad nacional) adicionales mencionados durante los spots.
Las figuras 1 y 2 ilustran los datos de la tabla 2.
Muestran el porcentaje total de menciones relativas a cada dominio
contabilizadas en los discursos políticos de cada candidato. La mayor cantidad
y/o peso relativo en un área constituye un indicador de la preocupación de los
candidatos por esos temas respecto de otros (D’Alessandro,
2014, p. 33).
En el caso de Macri –figura 1–, el dominio
democracia concitó la principal atención del líder. El 47,3% de sus menciones
refirieron a asuntos tales como la tolerancia y las libertades. El segundo
dominio más nombrado fue bienestar (18,91%) al que líder aludió a través de
asuntos como la educación, la vivienda, el trabajo y políticas sociales
concretas como la Asignación Universal[21] y
el tema solidaridad nacional (18,91%) que englobó expresiones tales como “vamos
juntos” o “me importa que estemos juntos”. El tercer dominio al que refirió fue
minorías (6,76%), al que aludió a través de expresiones como “me importa que
puedas pensar distinto” y gobierno (6,76%) vinculado con temas como la gestión y
la transparencia mientras que al dominio
economía solo refirió una vez (1,35%). Por su parte, los asuntos ligados
con la cultura militarista no fueron nombrados por el líder en los spots
analizados.
Contrariamente,
el principal dominio mencionado por Bolsonaro en las piezas comunicacionales –figura
2– fue el vinculado con la cultura militarista (52, 6%). Entre los temas más
recurrentes se destacaron las alusiones a las categorías militares, por
ejemplo, al combate y patriotismo y, junto a ellos, la apelación a Dios. El
segundo dominio más nombrado fue democracia (20,6%), en especial, los temas
vinculados con las formas de autoridad vertical y la tolerancia; el tercero fue
el dominio minorías (12,6%) en referencia a la pluralidad, seguido por el
dominio gobierno (11,6%) y el dominio economía (2,6%) al que refirió solo en
una oportunidad.
Sin embargo, la sola cuantificación de los dominios
no da cuenta de la orientación favorable o desfavorable de las menciones de los
líderes. En este sentido, la figura 5 ilustra el porcentaje de menciones
positivas sobre la democracia, la cultura militarista y las minorías, además de
la relativas a las otras áreas (bienestar, gobierno, economía) o temas
(solidaridad nacional).
La figura 3 ilustra la cantidad total de menciones
favorables en torno a cada uno de los dominios que integran la clasificación
no-militarista - militarista (democracia, cultura militarista y minorías) presentes
en los spots de Macri y Bolsonaro, además de las relativas a los temas economía,
gobierno, bienestar y solidaridad nacional. En una rápida mirada se puede
distinguir que, mientras la comunicación de Macri (línea oscura) estuvo
principalmente dirigida a apoyar asuntos relativos a la democracia, la de
Bolsonaro (línea clara) lo estuvo alrededor de la cultura militarista y, si
bien es cierto que la muestra no es exhaustiva, esta afirmación está en
sintonía con la literatura experta. Por ejemplo, Annunziata (2018) y Slimovich
(2017) en sus estudios sobre el uso de las redes sociales y los spots
difundidos por Mauricio Macri durante la campaña presidencial de 2015 concluyen
que, si bien la estrategia de comunicación del candidato varió en función de
las herramientas de comunicación usada (entre otros, spots, Facebook,
Instagram, Twitter), las piezas estuvieron mayormente
estructuradas en torno a imágenes e ideas vinculadas con la “escucha”, la
“empatía”, la “conciliación”, la “tolerancia”, a través de las que el equipo de
campaña procuró “humanizar” al candidato (Slimovich, 2017), o bien construir la
sensación de “proximidad”, es decir, la idea de que se trata de un “ciudadano
común” cercano a la “gente” (Annunziata, 2018). Igualmente, quienes han
estudiado la construcción del liderazgo de Macri desde la fundación de su
partido en el año 2001 (Vommaro, 2019; Morresi, 2016; Riorda, 2016), coinciden en que el
líder ha procurado trasmitir la idea de que representa la “nueva política” a
través de un discurso basado en los valores de “diálogo,
libertad, solidaridad y eficiencia” (Morresi, 2016 pp.181-182). En este
sentido, se trataría de un “un líder «armonizador», alguien capaz de escuchar
todos los puntos de vista, combinar algunos de ellos e implementarlos de un
modo tal que parezca que todos han colaborado” (Riorda, 2016: 206). Aunque claro, la mera alusión a atributos referidos a la pluralidad y la
concordancia no es suficiente para caracterizar a un liderazgo como democrático,
de allí la preferencia por el término no-militarista.
Contrariamente, quienes estudian el liderazgo de
Jair Bolsonaro muestran que su campaña presidencial intentó asociar
positivamente su pasado militar con su capacidad para resolver temas de seguridad
pública y restaurar el orden a partir de la promoción de los valores cristianos
y de la familia tradicional (Araujo Risso, 2020). En este sentido, algunas de
las menciones favorables más usadas en sus publicaciones en Twitter con
las que el candidato intentó construir y reforzar apoyos fueron “Brasil” y
“Dios” –Deus– y las menciones desfavorables más repetidas asociadas al
“otro” negativo fueron “izquierda”, “mujeres”, “corrupción” y, conceptos tales
como “combate” (Gacha Garay, 2020). Ello está en línea con los ejes de su
campaña presidencial que, según Stefanoni (2018) giró
en torno a cuatro ejes principales: “la lucha anticorrupción, la política de
exterminio contra la delincuencia, un anticomunismo propio de la guerra fría y
una cruzada contra la denominada «ideología de género»” (Stefanoni,
2018, p. 4). De esta manera, entre otras cuestiones, Bolsonaro “representa una
restauración militarista del lenguaje en la sociedad (…) una efectiva promesa
de orden y restauración de las jerarquías sociales, percibidas como perdidas
por un sector importante” (Goldstein, 2019: 31-32) debido al reconocimiento de la “diversidad” durante los gobiernos trabalhistas –en referencia a los gobiernos
liderados por el Partido dos Trabalhadores
(PT) entre el año 2003 y el 2016– (Bauer, 2019, p. 48). Así, la defensa de los modelos y conceptos militares y el menosprecio a las
minorías[22]
fue una de las estrategias de comunicación del líder para fortalecer su
liderazgo y ampliar sus apoyos (Solano, 2019, p. 16).
Por su parte, el análisis cualitativo
de las entrevistas permite complementar la muestra y profundizar en las
características de los estilos dirigenciales de Macri y Bolsonaro.
En términos generales, tanto en el caso de Macri
como en el de Bolsonaro se trató de entrevistas grabadas, editadas, con
preguntas pautadas y entrevistadores o programas afines a las ideas del
candidato. Esto último se manifestó, entre otros elementos, en los modos de
formulación de los interrogantes, el explícito acuerdo y/o asentamiento hacia
la exposición del candidato de parte del entrevistador, así como en las
características de la edición. Igualmente, las entrevistas tuvieron lugar en
“el living” de la casa de los candidatos, ambos priorizaron el trato cercano e
informal y vistieron ropa casual –ver figuras 4 y 5–. Esta descripción coincide
con los modos dominantes de la comunicación política actual que, como se señaló
en párrafos anteriores, tiene un carácter mayormente íntimo, personal, cercano
e informal (Slimovich
y García Beaudoux, 2022; Annunziata, 2018; D’Alessandro, 2017).
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Figura 4. Entrevista a Macri. Fuente: GrupoMaga Dímelo Tú. YouTube (2015).[23]
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Figura 5. Entrevista a Bolsonaro. Fuente: RecordTV. Cabo Verde. YouTube (2018).[24] |
En cuanto a Macri, a lo largo de la entrevista se
mostró mayormente reflexivo, ilusionado, esperanzado –la palabra pausada, la
mirada en diagonal (como quien busca en su cabeza una respuesta, se inspira o
sueña), receptivo y alegre (el tono de voz bajo, la risa calma, el uso de
ciertos chascarrillos, la mirada abierta, la postura relajada –excepto cuando
se refirió al kirchnerismo–). Estos atributos transmitieron la sensación de que
es una persona con vocación de diálogo y escucha –en contraste con el carácter
confrontativo adjudicado por el líder al kirchnerismo– que lo distancia de los
rasgos de autoridad vinculados con estilo militarista. En este sentido, se
trataría de un liderazgo “esperanzador” –concepto que, como se verá, constituye
el significante estructurador sobre el que se articula y procura orientar el
sentido de la comunicación en su conjunto–. A su vez, su vestuario (pantalón de
vestir, saco y camisa sin corbata con el primer botón desabrochado, similar al
estilo que porta el directivo de una empresa que acaba de volver del trabajo)
ayudó a formar la impresión de que es alguien que hace, es decir, un líder
humano y emprendedor que trabaja, en sus palabras, para “(…) ayudar a que a
mucha gente le vaya mejor (…) poder construir la Argentina que soñamos”. La
caracterización está en sintonía con el análisis en torno a la figura de
Mauricio Macri de Montero (2018) quien sostiene que el líder proyecta en sus
apariciones el “ethos managerial” de su
partido (Montero, 2018, p. 58).
En
la Ciudad de Buenos Aires hoy existe mucho más Estado del que había cuando
llegamos, pero al servicio de la gente, y ¿por qué hay más Estado?, porque hay
una mejor educación pública, porque hay una mejor salud pública, porque hicimos
un mejor transporte con el metrobus, modernizando el
subte, hay mejores parques con wifi, con estaciones saludables, con
equipos de gimnasia ¿para qué? para que la gente que no tiene parque vaya y
disfrute del parque (…) entonces hay un enorme compromiso nuestro (Macri, 2015).
Por
otro lado, como se desprende del fragmento anterior, el énfasis en frases
asertivas a través de un lenguaje que resalta aspectos positivos o
“constructivos” de la gestión por medio del uso de la repetición y la
aliteración de palabras o sonidos. Esta estrategia, llamada “comunicación
positiva”, favorece la asociación del candidato a características de liderazgo
y atributos considerados positivos (favorables, buenos, deseables) por el
electorado que contribuyen a extender la sensación de confianza (Crespo et al.,
2011, pp. 132-133) y, en este caso, ampliar la esperanza en un cambio: desde el
nivel subnacional al nacional o bien, “desde la empresa al Estado”. Esta última
idea se hizo presente en la primera parte de la entrevista cuando Macri manifestó:
Cuando
te pones a ayudar en lo público, (…) cualquier cosa que haces impacta sobre
mucha gente y tu trabajo es el mismo ¿no? Organizar una empresa automotriz o
intentar organizar una ciudad para que la gente viva mejor: empleo todas las
horas de mi vida, con la mejor energía, conduciendo equipo (Macri, 2015).
Asimismo,
el candidato generalmente aludió a contraargumentos para diferenciar
implícitamente su liderazgo de sus adversarios y, cuando lo hizo explícitamente
usó un lenguaje menos confrontativo y descalificador que el de Bolsonaro. Por
ejemplo:
La
realidad es que estamos en una Argentina trabada, con un gobierno que tuvo la
década más favorable para la Argentina de su historia (…) y tuvimos un gobierno
que no tuvo la visión, que no tuvo la generosidad para aprovecharlo, se
empecinó en su librito, en su visión corta, no escuchó y llegó un momento en
que trabó el país (…) y aparte con mucho nivel de confrontación (Macri, 2015).
En
efecto, la contraargumentación positiva y el menor grado de enfrentamiento y
menosprecio hacia la oposición es un atributo central si se considera que el
modo en que los líderes se vinculan y/o refieren a sus adversarios contribuye a trasmitir un
mayor o menor nivel de tolerancia en torno a la existencia del pluralismo
(Crespo et al., 2011, p. 183). Este aspecto lo aleja de las características de
los liderazgos militaristas.
En
esta dirección, el discurso de Macri procuró transmitir un tono dialógico,
alegre, optimista, esperanzador, que se apoyó en la reiteración de menciones
conceptuales positivas en torno al “diálogo”, la “escucha”, la “generosidad”,
el “equipo”, el “Estado”, el “compromiso”, la “coherencia”, la “motivación”, el
“corazón”, el “soñar”, el “hacer”, el “futuro” y, sobre todo, la referencia a
la “gente” y a los “niños”. Igualmente, en ocasiones también aludió a palabras
referidas al campo religioso, en particular, la reconciliación y la fe. Todas
estas menciones conceptuales se articularon en torno a un “significante
estructurador” (Fair 2014): la esperanza; la
esperanza de quienes quieren, según la entrevistadora, “(…) un modelo de país
diferente, un cambio”. Así, la esperanza funcionó como un nodo orientador de la
cadena de sentidos del discurso del líder. Este es el caso de frases e ideas
como: “trabajar en equipo”; “cambiar la energía”; “facilitarle la vida a la
gente”, “(…) los argentinos que quieren hacer (…) esto me llena de esperanza”;
o bien: “Hoy en la Argentina hay 638.000 niños que no tienen sala de jardín de
infantes, entonces es eso es no igualdad de oportunidades (…) estoy acá para
ayudar a la gente que más lo necesita, que necesita un Estado presente” (Macri,
2015).
En
síntesis, la predominancia de menciones positivas referidas al dominio
democracia (entre ellas, la valoración de las libertades, la igualdad, la
participación, la horizontalidad, los métodos democráticos) y en menor medida
al dominio minorías (los pobres) y la ausencia de menciones positivas en torno
a la cultura militarista contribuyen a fortalecer la idea de que se trata de un
estilo de liderazgo que, en oposición al de Bolsonaro, puede denominarse
no-militarista.
Respecto de la entrevista brindada por Bolsonaro[25],
a diferencia de Macri, los rasgos paralingüísticos denotaron ansiedad,
cansancio, enojo –cierta verborragia, el color de la voz apagada y poco
animada, la mirada cerrada– y la idea de que él es una víctima “más” de la
violencia social y de la situación económica y política de Brasil. Estas
sensaciones transmitidas, en palabras del presentador del noticiero durante “la
primera entrevista después del ataque”, estuvieron enfatizadas en la elección
del vestuario del líder (una remera color azul de cuello tipo “chomba”, de
mangas cortas y un pantalón jean azul claro) que, en conjunción con su
apariencia a cara “lavada” (poco color en la piel, ojeras acentuadas, labios
secos), reforzaron la impresión de quién recién se levanta de un reposo o de
una intervención médica para recibir a las vistas y la sensación de quien aún
“caído” no renuncia a dar “combate”. Sumado a ello, en dos oportunidades de la
entrevista interrumpió en escena un enfermero negro –esta aclaración es
importante a la luz de la reputación racista y xenófoba del candidato– para
acercarle un vaso de agua y revisarlo en el momento en que el líder mostró
ciertos signos de alteración al referirse a la corrupción de la oposición
política. En esos momentos, el audio se cortó y una voz en off relató[26]:
Quien interrumpe la entrevista es un enfermero del
equipo médico que monitorea la recuperación del candidato, según él, Bolsonaro
no debe hablar más de diez minutos seguidos para no cansarse [la cámara muestra
un primer plano de Bolsonaro tomando agua y deglutiendo con dificultad]. El
candidato todavía usa una bolsa de colostomía para almacenar las heces cuando
el intestino se llena [la cámara muestra a Bolsonaro levantándose la remera,
medio plano a la bolsa de colostomía y medio plano del gesto avergonzado del
candidato] (…) en esta fase de la recuperación el cansancio o el estrés
perjudican el intestino, pero también puede generar una crisis tóxica
(Bolsonaro, 2018).
|
|
Figura 6. Secuencia enfermero (plano 1). Entra un enfermero a controlar
la salud del paciente. Fuente: RecordTV Cabo Verde. YouTube (2018).
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Figura 7. Secuencia enfermero (plano 2). El enrevistado
mira de costado (avergonzado). Fuente: RecordTV Cabo Verde. YouTube (2018).
|
La secuencia contribuye a
reforzar el retrato de la víctima (Bolsonaro) quien sufre en carne propia la
extrema violencia que atraviesa el país y que, a diferencia de la “alegría” y
“esperanza” macrista, transmite miedo, agresión, desconfianza e indignación,
conjugadas con cierto morbo, que despierta empatía y rechazo: empatía hacia la
víctima (el líder), rechazo hacia el victimario (“el otro”).
Ahora bien, en el discurso expreso de Bolsonaro la
construcción del “otro” no estuvo asociada a quien empuñó el cuchillo sino a
“la izquierda” (comunistas, socialistas, estudiantes, jóvenes) en general y al Partido
dos Trabalhadores en particular, cuya corrupción
desmedida violó, en palabras del líder, los límites de lo moralmente tolerable
para cualquier “madre” o “padre” y “hundió” al país en la degradación y la
violencia. Bajo estas consideraciones, la secuencia anteriormente descripta
aparece resignificada: ahora la experiencia de Bolsonaro simboliza la situación
del “pueblo” brasileño (ultrajado hasta lo
más íntimo, hasta las vísceras) mientras su persona viene a representar el
líder salvador (el mesías[27])
por medio de aquello que mejor sabe hacer, esto es, “combatir”: “yo soy un
hombre de combate”, un “capitán del Ejército”. Esta impresión se acentúa en la repetición por
parte del candidato de ideas y frases como: “No podemos dejar que un partido
que hundió a Brasil en la más profunda crisis ética, moral y económica vuelva
al poder con las mismas personalidades” (en referencia al PT); “Eso es lo que
me propongo, unir al pueblo brasileño; la izquierda siempre nos trató de
desunir creando castas, negros contra blancos, nordestinos contra sureños,
ricos contra pobres”.
En estas frases cabe notar que, si bien Bolsonaro
alude tal como Macri a la unidad del “pueblo”, o la “gente” en el lenguaje del
PRO, los liderazgos se distancian en el sentido que cada uno le da a ese
concepto. En Macri predomina el sentido de “solidaridad”, en Bolsonaro el
patriotismo y el consecuente antagonismo entre un “nosotros” positivo y un
“ellos” negativo, cuestión que se cimenta en la reiteración de conceptos como
“patria” y “Brasil”. Igualmente, a diferencia de la alocución de Macri, en la
de Bolsonaro predomina el uso de la primera persona del singular lo que
refuerza la impresión de que la autoridad se concentra en el líder y, por
tanto, transmite la idea de un tipo de liderazgo menos horizontal y más
jerárquico. A su vez, cuando usa la primera persona del plural (nosotros) lo
hace en referencia al pueblo (nosotros el pueblo) en oposición al “no pueblo”,
es decir “la izquierda”, lo que le ha valido la adjudicación de “populista” de
parte de algunos analistas (Albernaz, 2020). Asimismo, a diferencia de la
contrargumentación de Macri, para distanciarse de sus adversarios hace uso
predominantemente de preguntas retóricas, del ataque y la
desacreditación. Por ejemplo, afirma:
Más grave que la corrupción es la cuestión
ideológica, los jóvenes universitarios yo no sé qué tienen en la cabeza (…)
[las universidades] están formando militantes (…) tenemos que darle un pie en
el trasero al socialismo, al comunismo, no podemos admitir esa ideología en
nuestro Brasil, será el fin de nuestra patria si el PT llegara al poder
(Bolsonaro, 2018).
Por su parte, al referir a las minorías manifiesta:
“Dicen que yo ataco negros, ¿dónde tenés vos un video
mío donde yo ataque negros? (…) mi familia tiene sangre negra en las venas.
¿Cómo puede alguien que integró el Ejército brasileño por 17 años ser racista?,
así como dicen que yo ataco mujeres, ¿dónde tenés un
audio mío atacando mujeres?”; “Fui acusado de perseguir nordestinos, ¿cómo si
mi suegro es de Crato [un distrito de Ceará]? mi hija
tiene sangre nordestina en sus venas”. En una dirección similar expresa:
¿Cuándo inventaron?,¿cuándo descubrieron entre los
trans [al nombrar la palabra lo hace con un gesto de comillas] que yo soy
homofóbico? [y se responde] “cuando en el 2010 yo descubrí un proyecto trans
que, según ellos, el gobierno debía pasar films en los colegios a crianzas de
tan solo 6 años de edad (…) de niños besándose, de niñas acariciándose para
combatir la homofobia. ¿Qué padre, mismo el padre que es gay, quiere eso para
su hijo? (…) jamás agredí u ofendí a un homosexual, no soy homofóbico
(Bolsonaro, 2018).
Así, la pregunta retórica cumple la función de
enfatizar la propia postura del candidato con lo que el debate y la posibilidad
de cambiar de posición quedan cerrados; lo que constituye un indicio de los
menores grados de tolerancia política y social del liderazgo de Bolsonaro. Esta
característica se refuerza aún más si se considera la reiteración de conceptos,
modelos, procedimientos e ideas asociadas al dominio militarista. En
particular, las que resaltan la moral tradicional, por ejemplo, la palabra
“dios”, “familia”, “paz” y frases como: “yo me siento feliz por ser un
candidato conservador que respeta la familia, que quiere relacionarse con todo
el mundo sin parcialidad ideológica, que quiere jugar pesado en la cuestión de
la violencia hasta para traer un poco de paz a la sociedad”; y aquellas que
aluden al ámbito castrense “sangre”, “Ejército”, “soldado”, “capitán”,
“armamento”, “fusil”, “tropa”, “comando”, “patria”; ideas que aparecen
sintetizadas en el remate final de la entrevista. En palabras del líder, “si
gano, no seré más un capitán del Ejército sino un soldado al servicio del
pueblo”. Así el sentido del discurso de Bolsonaro se orienta en torno a un
significante principal “el combate”. Como resultado, a diferencia del tono
esperanzador de Macri, Bolsonaro transmite un tono alarmista, infunde miedo y,
frente a ello, se necesita un “capitán” y “una tropa” al “comando”.
Bajo esta interpretación, siguiendo a Solano (2018) se puede decir que los elementos más
explotados del liderazgo de Jair Bolsonaro son “la negación de la política como
actividad colectiva”, el “anti-izquierdismo”, el “anti-comunismo” y el “anti-petismo”
que se expresan en un exacerbado “anti-igualitarismo”
(Solano, 2018, p. 16). En particular, estos grupos “forman parte de una
estructura social y política que desestabiliza las jerarquías sociales clásicas
y, por tanto, coloca en riesgo las categorías sociales tradicionales que muchos
utilizan para ordenar su mundo” (Solano, 2018, p. 16). La figura 10, sintetiza
los rasgos distintivos que surgen del análisis comparado de las entrevistas
preelectorales de Macri y Bolsonaro.
Comunicación |
Recursos |
Macri |
Bolsonaro |
Comunicación no verbal |
Locación |
Living de la casa del
candidato. Transmite intimidad, transparencia “nada que ocultar”, le abre al
espectador “las puertas de su casa” |
Living de la casa del
candidato. Transmite intimidad, transparencia “nada que ocultar”, le abre al
espectador “las puertas de su casa” |
Voz, gestos, apariencia
general |
Palabra pausada, mirada en
diagonal (transmite reflexión, inspiración), actitud receptiva y alegre Imagen: liderazgo
reflexivo, ilusionado, con vocación de diálogo y escuchar |
Voz apagada, poco animada,
cierta verborragia, mirada cerrada (transmite enojo) Imagen: una víctima «más»
de la violencia sociopolítica |
|
Vestimenta |
Informal: pantalón de
vestir, saco y camisa sin corbata con el primer botón desabrochado, aparenta
un directivo de una empresa que acaba de volver del trabajo Imagen: liderazgo humano,
emprendedor |
Informal: remera azul de
cuello, tipo “chomba” y un pantalón jean azul claro que, en conjunción con su
apariencia, transmiten la impresión de quién recién se levanta del reposo/
operación Imagen: victima-resiliencia |
|
Comunicación verbal |
Pronombres personales |
Predominio del uso de la
primera persona del plural en referencia a la gestión PRO en particular.
Refuerza el carácter inclusivo y dialógico Imagen: liderazgo
horizontal |
Predominio del uso de la
primera persona del singular. Refuerza el rol de la persona del líder
(personalismo, centralización de la autoridad) Imagen: liderazgo
vertical |
Frases |
Frases asertivas, refuerzo
de atributos de gestión positivos: “lo que hicimos” |
Frases descalificatorias,
refuerzo de atributos negativos de los adversarios |
|
Polemología retórica |
Predominio de la
contrargumentación. Levemente confrontativo Imagen: liderazgo tolerante, plural |
Predominio de preguntas
retóricas, antítesis, yuxtaposición Confrontativo Imagen: liderazgo
antagonista, salvador, mesías |
|
Conceptos clave |
Diálogo, escucha,
generosidad, equipo, compromiso, coherencia, motivación, corazón, soñar,
hacer, futuro, gente, niños |
Dios, patria, familia, paz,
sangre, Ejército, soldado, capitán, armamento, fusil, tropa, comando, pueblo |
|
Significante
estructurador |
Esperanza |
Combate |
|
Tono de la comunicación |
Optimista, alegre,
dialógico, esperanzador |
Alarmista, miedo, temor,
desconfianza |
|
Estilo de liderazgo |
No-militarista |
Militarista |
|
|
|
|
Este artículo brindó algunos indicios con el
objeto de mostrar que la clasificación no-militarista - militarista permitiría
captar con mayor precisión que la categoría ideológica de “derecha” las
particularidades de los estilos de liderazgo político de Mauricio Macri (2015) y
Jair Bolsonaro (2018). En primer lugar, examinó los spots de campaña
presidencial a la luz de la estrategia de análisis propuesta
por MAPOR. Los resultados mostraron que las principales alusiones positivas en
el discurso electoral de Macri refirieron al dominio democracia y, en menor
medida, al área minorías. A su vez, que no refirió al área cultura militarista.
Contrariamente, que la mayoría de las alusiones positivas de Bolsonaro
refirieron a la cultura militarista y las principales menciones negativas a la
dimensión democracia seguida por el área minorías. En segundo lugar, examinó
las últimas entrevistas preelectorales a través de las herramientas del
análisis del discurso. Respecto del lenguaje explícito identificó que el
“significante estructurador” alrededor del que se orientó el sentido de los
“significantes clave” que constituyeron el discurso de Macri fue “esperanza”.
En este sentido, las principales técnicas retóricas (repetición, elocuencia
poética y polemología) así como la comunicación no verbal (la locación,
vestimenta, voz, gestos, apariencia general) contribuyeron a reforzar ese
significante y proyectar una imagen de liderazgo plural, dialógico y tolerante.
Por su parte, el lenguaje explícito de Jair Bolsonaro se construyó alrededor
del “significante estructurador” “combate”. En esta dirección, los
significantes clave (Dios, patria, familia, sangre, ejército, capitán, comando,
tropa) y los recursos retóricos usados contribuyeron a reforzar la idea de que
se trató de un líder “restaurador” del orden social, cultural, político y
económico. Igualmente, la vestimenta, voz, gestos y apariencia general
contribuyeron a generar un clima alarmista sobre el que se proyectó la imagen
de un liderazgo militarista, que se presentó como un “salvador” de la patria
frente al avance de la “ideología de género”, del comunismo y de la corrupción
moral y política generalizada.
De esta manera, este artículo procuró complementar aquellas agendas de estudio que consideran relevante comprender a los liderazgos en consideración de los contextos históricos de las sociedades donde se insertan y avanzar en el estudio de los liderazgos latinoamericanos en particular. Aun así, queda mucho por hacer. Entre otros asuntos, en el nivel de la teoría se podría profundizar en la utilidad de las categorías ideológicas para sintetizar y comparar tendencias políticas heterogéneas que trascienden las habituales dicotomías entre “Estado - mercado”, “secular - religioso” o “progresista - conservador”. Igualmente, en el nivel micro se podría ampliar la evidencia empírica y la revisión conceptual de las categorías no-militarista - militarista.
Examinar estos asuntos permitirá profundizar en el estudio
de los liderazgos políticos y avanzar en la comprensión de uno de los temas más
críticos y extendidos de nuestro tiempo: las crisis de las democracias
contemporáneas.
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Mauricio Macri (29
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Mauricio Macri (13
de octubre de 2015). Los protagonistas. [Archivo de Video].
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Mauricio Macri (18
de octubre de 2015). Por eso estoy acá.
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de septiembre de 2015). Unir a todos los
argentinos. [Archivo
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La autora desempeñó todos los roles de autoría
del trabajo. Manifiesta no tener conflicto de interés alguno.
[1] “Líder” refiere a las características
personales de quien ejerce la autoridad y “liderazgo” a un tipo de relación
social entre un grupo y un individuo basado en la confianza y la
correspondencia de expectativas (Leiras, 2019).
[2] Son “modelos de acción” que se
expresan tanto en el nivel del discurso como en los modos de ejercer el poder
(Diz, 2014, p. 229).
[3] Una amplia bibliografía muestra que
los valores y creencias dominantes suponen límites al comportamiento y son
fundamentales para la organización de las relaciones sociales (Van Dijk, 2001).
[4] Para un panorama general sobre los estudios de liderazgo político y
las principales perspectivas de análisis se sugiere Rhodes y Paul 't Hart
(2014). Respecto de las tipologías en torno a los estilos de liderazgo, Álvarez
(2014).
[5] Consultar Pasquino (2011, pp.
287-316).
[6] En referencia a las
ideas, normas, costumbres transmitidas del pasado, socialmente estatuidas o
establecidas, reforzadas de generación en generación.
[7] Grupos o individuos que
ocupan una posición no dominante independientemente de su cantidad numérica.
[8] Se usa el prefijo re entre paréntesis –(re)– en alusión a la mutua implicancia entre diferentes procesos sociales.
[9] Esta
afirmación está en línea con estudios previos de la autora (Caruncho, 2022).
[10] La guía de codificación MAPOR está
disponibles en D’Alessandro (2014, pp. 73-82).
[11] Tablas y figuras son de elaboración propia.
[12] Para una revisión de la
bibliográfica de las trayectorias políticas de Mauricio Macri y Jair Bolsonaro,
consultar Vommaro (2019) y Goldstein (2019).
[13] Para un repaso de la
regulación electoral argentina y los desafíos que las redes sociales, consultar
D’Alessandro (2017) y Slimovich
y García Beaudoux (2022).
[14] Para un repaso de la
regulación electoral brasileña y el uso de las redes sociales, consultar Aldé y
Borba (2017).
[15] Bolsonaro estuvo
internado tras recibir una puñalada durante un acto de campaña. Para un
análisis de la decisión del líder consultar Häntzsch (2022).
[16] Productora de la
exmodelo y actual conductora de televisión Mariana Arias.
[17] Se trata de conceptos
que son replicados en distintos discursos y se relacionan con una multiplicidad
heterogénea de significados de diversas discursividades y, por lo tanto, asumen
un papel político central en la construcción del liderazgo (Fair, 2014, p.
587).
[18] Se sigue la línea de análisis de la sociosemiótica y la semiótica de
los medios, que entiende que la comunicación no se reduce al intercambio de
mensajes, sino que también abarca la producción de sentido en la que
intervienen acciones y situaciones según esquemas de representación
históricamente elaborados y relacionados, que son incluso previos al texto
(Verón, 1998; Steimberg, 1993).
[19] Si bien la campaña electoral de Bolsonaro se diseñó para ser transmitida principalmente a través de las redes sociales, la autora de este artículo decidió ajustar el análisis a los spots para facilitar la comparación con Macri. Asimismo, los spots fueron reproducidos por las redes sociales –lo mismo que la entrevista–. En total se analizaron 10 spots de cada candidato. Para un análisis de la campaña en redes de Macri (2015), ver Slimovich (2017), y de Bolsonaro (2018), ver Araujo Risso (2020).
[21] Según el portal oficial
del gobierno de la Nación “es una suma mensual que se paga por cada hijo o hija
menor de 18 años cuando sus progenitores están desocupados, tienen empleos
informales o son trabajadores del servicio doméstico. No hay límite para
cobrarlo si el hijo o hija tiene discapacidad” (Argentina.gob.ar). Remitirse a
la Ley 24.714, Asignaciones
Familiares,
popularmente conocida como Asignación universal por hijo o hija (AUH).
[22] Entre otras
declaraciones: “Sí, estoy a favor de una dictadura, un régimen de excepción,
siempre y cuando este Congreso de un paso más hacia el abismo, que en mi
opinión está muy cerca” (Discurso en la Cámara de Tribunales en junio de 1999);
“Hagamos un Brasil para la mayoría. Las minorías tienen que inclinarse ante las
mayorías. Las minorías se ajustan o simplemente desaparecen” (Discurso en
febrero de 2017, publicado en YouTube) (Jair Bolsonaro citado en Araujo
Risso, 2020, p. 511).
[23] Se advierte una decoración moderna y minimalista en la escenificación de la entrevista.
[24] Se advierte la presencia de un símbolo religioso, la Menorá, detrás y a la izquierda de Bolsonaro.
[25] En todos los casos, la
traducción de los fragmentos de la entrevista es propia.
[26] Los corchetes son
propios y se usan para describir la secuencia de imágenes que acompañan la voz
en off.
[27] En 2016, Bolsonaro se
afilió al Partido Social Cristiano (PSC) y fue bautizado en las aguas
del río Jordán por el presidente del partido, el pastor Everaldo Pereira, lo
que le valió el nombre de Jair Mesías Bolsonaro.